Los celos de sus pretendientes, su inminente final y una pesadilla con su madre han hecho que Samira volviera a romperse en el trono. La tronista está sometida a mucha presión y parece que Labrador y Heri son los únicos hombres del plató que entienden cómo se siente la tronista. Labrador no puede ver llorar a Samira y menos al escucharle hablar de su madre. Samira ha contado que a la presión que siente de cara a su final se le ha sumado un sueño que ha tenido con su madre, a quién echa muchísimo en falta en estos momentos: "Se acerca mi final y necesito a mi madre para que me guíe y no la tengo". Momento en el que Labrador no ha dudado en levantarse y darle un cariñoso abrazo, nadie como él sabe lo que es sufrir por un tema familiar. La tronista intenta estar contenta y llegar al plató feliz para vivir lo que está sintiendo por sus chicos al máximo, pero parece que no hay forma de conseguirlo y que sus últimos días en el trono van a ser realmente complicados. Adrián y Jonathan estaban tan enfadados con ella que les ha dado igual que se le corriera el rimmel porque no tenían ganas de abrazarla en ese momento.