Simbo se ha sentado delante de Rym para confesarle sus manías, pero Rym ha tenido la sensación de que lo suyo no sean manías sino cosas completamente razonables. El pretendiente no lleva bien que su pareja ronque o se mueva mucho en la cama, que se deje las luces encendidas, que tarde dos horas en arreglarse o que esté todo el rato mirando el móvil si están juntos.