Recién llegado a la ciudad, el joven Justin Taylor acaba de superar de milagro el primer día en su nuevo colegio. Cuando Eddie McDowd, el chico con más poder de la escuela, le obliga a subirse al mástil de la bandera cubierto de pintura de la cabeza a los pies, Justin piensa que no podría ocurrirle nada peor. Sin embargo, ese mismo día su padre decide llevarle a la perrera municipal para adoptar un perrito. Allí, Justin vuelve a encontrarse con Eddie, el cual, sorprendentemente, se ha convertido en perro como castigo por sus travesuras. Sin embargo, el hombre que le ha transformado le ha concedido, la posibilidad de hablar con una sola persona, precisamente el último chico al que aterrorizó en su vida como ser humano, es decir, Justin. Eddie convence a Justin para que le adopte como mascota familiar. A regañadientes, éste acepta el reto de ayudar a su antiguo enemigo a realizar el mayor número posible de buenas acciones para poder convertirse de nuevo en humano. Lo malo es que a Eddie le cuesta mucho trabajo ir de bueno por la vida, y pronto surgen los problemas entre el perro y su nuevo amo.