Después de la producción del viodeclip del 'Gipsyton', Joaquín decide poner rumbo a Japón para lanzar su carrera musical. Como no se fía de sus hijos ha recurrido a un vigilante inesperado ‘El Charro’, suegro de Joaquín y al que debían de recoger en el aeropuerto. Mientras el abuelo pide un taxi, los nietos se encuentran disfrutando del día en la piscina hasta la llegada que hace tambalear la familia Fernández Navarro y poner patas arriba a los nietos.