Raquel lo tenía claro. Se ha enamorado de un suelo en la tienda de muebles y, al ver que su hija lo va a poner en su casa, ella también lo quiere. Por eso lleva a cabo un plan para salirse con la suya, pues sabe que es complicado que su marido acceda de primeras a cambiar el suelo de casa. La Salazar finge una caída mientras friega: “Me metí tanto en el papel que tuve lumbago tres días, fue una actuación de Oscar”.