María pide el postre al saber que su cita en ‘First Dates’ no busca nada serio: “A tomar viento, yo no me lo pienso dos veces”

  • Ricardo no está para cuidar a nadie a sus 82 años: “Yo cada uno en su casa”

  • Las hijas de María y Ricardo intentan salvar la cita: “Podemos quedar un día para ir a bailar”

  • A Ricardo le ha dado pereza ponerle nombre a su mascota: “Se llama perro”

María y Ricardo han venido a ‘First Dates’ con la ilusión de encontrar de nuevo el amor a los 80 años, pero cada una quiere unas cosas distintas y ella no ha dudado en cortar por lo sano la cita y pedir el postre. Busca a un hombre que la cuide y viva con ella, y Ricardo solo quiere una amistad.

Magda ha regresado a ‘First Dates’ y lo ha hecho del brazo de Ricardo, su padre. Ella se lo pasó fenomenal y ha querido que su progenitor viviera también la experiencia. Ricardo ha estado 40 años en pareja, pero cada uno en su casa “amiga con derecho a roce”. Es un hombre de campo, que va en bici a todos los lados y está buscando a una mujer sencillita. A sus 82 años está estupendo de salud y solo tiene un poquito de artrosis en las piernas.

María, su cita, también ha entrado en el restaurante del brazo de su hija Ángela. Asegura que en el amor le ha ido muy mal porque le han engañado. Está buscando a un hombre que le dé el amor que nunca le han dado. Con Magda y Ángela viéndolo todo desde la terraza, Carlos Sobera ha presentado a los solteros y la primera impresión no ha sido mala, pero la distancia que les separa no les ha gustado demasiado.

Ya sentados en la mesa, Ricardo y María han comenzado a hablar de lo que buscaban en el amor y él le ha confesado que le llaman “El bailarín” y que, si una mujer se deja llevar en la pista de baile, él se entrega al máximo. A María le ha sorprendido que siguiera montando en bicicleta a su edad y han coincidido en que los dos tienen mascota. Ella tiene un gato y Ricardo un perro, al que le ha dado pereza ponerle nombre y se llama Perro.

Desde la terraza, Ángela y Magda estaban encantadas porque sentía que sus padres estaban haciendo muy buena pareja. Sin embargo, en el momento en el que han empezado a hablar de lo que esperaban en una pareja, la cita se ha torcido y María ha tenido tan claro que Ricardo no era para ella que no ha dudado en pedir que les trajeran el postre “a tomar viento, yo no me lo pienso dos veces”.

María está buscando a un hombre para compartir con él los años que le quedan de vida y cuidarse mutuamente, mientras que Ricardo tiene claro que a sus 82 años no está para cuidar a nadie y que mejor cada uno en su casa, y verse a ratitos. Además, a ella no le ha gustado saber que Ricardo tiene una vecina que le atiende divinamente y le cuida.

Magda y Ángela han entrado corriendo al restaurante para intentar salvar la situación, pero no ha sido posible. Las chicas han intentado que sus padres se dieran una nueva oportunidad y salieran un día a bailar para comprobar que no importa la distancia, pero Ricardo tenía claro que a él nadie le saca de su pueblo y a María no le ha gustado nada la actitud de él.

Ellos eran los que tenían que decidir y han tenido claro que ni la distancia, ni la convivencia, no querían volver a verse y no hay más que hablar.