"A nivel celular está demostrado que a partir de las dos horas de isquemia el 37% de las células del organismo están muertas y después de seis horas, ninguna vale para nada. El corazón tampoco lo hacen latir, solo están comprimiendo el corazón. No hay posibilidad de reanimación. Si los intentaran descongelas, seguirían estando muertos. El ser humano está condenado a morir. Las cosas cambiarían si congelasen a un ser humano vivo", nos ha asegurado Javier Cabo, pionero de trasplantes de corazón.