Escapa del brutal ataque de un oso grizzly en un parque natural de Montana

Noticias Cuatro 03/10/2016 16:43

Todd Orr ha contado el doble ataque de una osa que tras abalanzarse sobre él lo mordió en los brazos, el torso, la cabeza provocándole serias heridas.

A pesar, de todo, este hombre se siente afortunado, porque sabe que de estos ataques de osos muy pocos sobreviven para contarlo.

Orr no escuchó las advertencias de las autorides del parque, que avisaron de la presencia de osos merodeando por los senderos. Pensó que con un spray anti osos y otros recursos, que él como cazador de alces conoce, podría librarse de cualquier agresión.

Iba pegando gritos por los senderos para que los posibles osos supieran que iba un humano y se alejaran. Eso creyó que ocurriría cuando vio a una osa con sus dos cachorros a pocos metros de él.

Sin embargo, la osa en vez de alejarse corrió hacia él encarándolo y amenazándolo. Orr le lanzó la mitad del tubo de spray en la cara al animal, pero este de un zarpazo lo tiró al suelo, donde solo le quedó agazaparse y cubrirse como pudo la cara.

El cazador ha contado, desde su cuenta en la red social, los horribles segundos que vivió con el pesado animal sobre su espaldas mordiéndolo, arañándolo, respirando furioso sobre su cuello.

Se alegra haber tenido la mochila a sus espaldas, porque esta lo salvó de sufrir heridas mortales en su columna vertebral y en la espalda.

"La fuerza de cada mordisco era como un martillo con los dientes. Ella se detenía durante unos segundos y comenzaba de nuevo. Una y otra vez para de minutos que me parecieron una eternidad". Después lo dejó y desapareció, contó el hombre en Facebook.

"Aturdido me levanté. Estaba vivo, era capaz de caminar. Tenía muchas heridas, sangraban mis brazos y mis hombros".

Orr tenía que caminar unos tres kilómetros hasta donde tenía aparcada su furgoneta y echó andar por el sendero. Unos cinco minutos después volvió a encontrarse con la osa, que volvió a atacarlo.

"¡No podía creer que me estaba pasando por segunda vez! ¿Por qué a mí? Tuve suerte en el primer ataque, pero ahora me preguntaba si podría sobrevivir al segundo."

Cuenta que se protegió con sus brazos el cuello y se colocó bocaabajo, mientras sentía cómo la osa lo mordía.

"Me mordió un brazo atravesando el hueso, sentí un crujido. Se entumecieron mis manos y la muñeca al instante. El dolor me hizo flaquear". "Sabía que no podía moverme ni hacer ningún otro sonido por lo que me quedé acurrucado e inmóvil ,mientras la osa me mordía en la cabeza, me desolló por encima de la oreja. La sangre me chorreaba por la cara y los ojos. Yo no me movía. Pensé que esto era el fin."

De repente, el animal lo dejó en paz y se largó, aunque él pensó que volvería otra vez a morderlo, pero no fue así.

Con todas sus heridas sangrando y con la ropa empapada y hecha jirones, Orr se levantó y volvió a andar en busca de su vehículo, a unos 45 minutos de camino.

Orr está recuperándose de sus numerosas heridas; tenía fuera de lugar el hueso del antebrazo, pero cree que tuvo el doble de suerte.

"No es mi mejor día, pero estoy vivo", escribió este hombre, que se lo pensará dos veces antes de adentrarse nuevamente en el Beaverhead-Deer Lodge National Forest.