Mercurio como nunca antes se había visto

Noticias Cuatro 21/03/2015 09:30

¿Pero cómo es posible que un planeta en el que las temperaturas superan los 400ºC pueda albergar agua helada? Esto se debe a que algunos cráteres provocados por impactos en el polo norte están siempre en sombra, informa BBC Mundo.

"Estamos viendo dentro de los cráteres que no ven la luz del Sol a una resolución que nunca fue posible antes", dice Nancy Chabot, científica del Sistema Dual de Imágenes del Messenger.

Hielo joven

El impacto de cometas contra la superficie de Mercurio trajo probablemente el hielo y el material oscuro -rico en carbono- que el Messenger detectó en estas trampas frías en los polos. En el más frío de los cráteres los investigadores vieron mayormente hielo, que puede tener este material orgánico como uno de sus componentes.

Pero en los cráteres polares que reciben más luz solar no hay hielo en la superficie, formada por una capa concentrada de compuestos orgánicos que protegen los depósitos de hielo más antiguo que están debajo. Estas capas orgánicas oscuras tienen límites marcados, lo cual indica que estos depósitos son jóvenes. Si no, explica Chabot, los límites estarían interrumpidos por el impacto de pequeños meteoritos.

Mundo dinámico

La última fase de la campaña del Messenger a poca altitud también les está permitiendo a los investigadores ver más de cerca otros fenómenos sorprendentes que tienen lugar en la superficie. En etapas anteriores de la misión, los científicos identificaron unos raros huecos en la superficie.

Estos están en diferentes partes y varían en tamaño: de decenas de metros hasta varios de kilómetros de diámetro, y decenas de metros de profundidad.

Estos agujeros, señala David Blewett, científico del equipo del Messenger, se formaron probablemente cuando algunos ingredientes de las rocas de Mercurio quedaron expuestos a las duras condiciones de la superficie del planeta.

El mecanismo que pudo haber entrado en juego es la sublimación, o un proceso similar, por el cual los sólidos pasan a un estado gaseoso.

Esto, sumado a otras evidencias, pinta un cuadro de un mundo dinámico muy distinto a la imagen que se tenía de Mercurio hace varias décadas.