Ana Julia tenía preparado el hoyo antes de matar a Gabriel, según el juez

Malena Guerra 16/03/2018 08:34
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Dice el magistrado que de las abrumadoras pruebas de las intervenciones, le pusieron micros en el vehículo, y de las pruebas recopiladas, se infiere una malvada voluntad dirigida a asegurar la comisión del crimen. Es muy significativo el relato que hace del momento en el que se quedó sola y fue a desenterrar el cuerpo del niño. Los agentes grabaron la escena de Ana Julia con el cadáver envuelto en una manta, siendo esta una de las pruebas; pero además, cuando iba en el vehículo, estaba siendo grabada por el micro instalado en su coche. Dice el juez que se la escucha decir que iba a llevar el cuerpo a un invernadero y que vertía expresiones vejatorias que no hacen sino acrecentar la carga de las pruebas incriminatorias contra ella y que revelan una falta de sentimientos y humanidad que ella misma ha calificado al escucharlas en la sala de interrogatorios, de pura crueldad. Efectivamente fueron esos audios los que ayer por la mañana tuvo que escuchar en sala y por lo que el juez prorrogó el día anterior su detención 24 horas más.

“Ana Julia aprovechó un momento en el que Gabriel no estaba controlado por su abuela para llevárselo a la finca con engaño o promesa de que pronto le iba a llevar a la casa de sus primos donde el pequeño quería ir. Le llevó a la finca de Rodalquilar, un lugar apartado y aislado donde llevar a cabo su macabro plan. Le asfixió con sus propias manos y le desnudó para luego trasladarlo hasta el jardín donde previamente había cavado un hoyo, enterrándolo para luego proseguir sus tareas de pintura”, afirma el juez Soriano en su auto.

El juez no abunda en más detalles del crimen y prefiere guardar los datos más concretos de la autopsia que demuestran la rabia con la que Ana Julia asesinó a Gabriel. Justifica con todos estos detalles la premeditación y la alevosía por los que califica los datos de detención ilegal y asesinato. Explica que toda la maniobra de Ana Julia para despistar poniendo la camiseta de Gabriel en el monte y la farsa que mantuvo durante días junto al padre de Gabriel, sobre todo, pero con toda la familia podría ser constitutivo de un delito contra la integridad moral.

En su relato de hecho escribe que la desaparición se produjo a escasos 50 metros de la casa de la abuela cuando se dirigía a la vivienda de sus primos donde dice el juez que el menor tenía el propósito de llegar. En la casa estaban con él, su abuela Carmen y Ana Julia que dijo a la Guardia Civil que salió 10 minutos después de Gabriel para ir a pintar a la finca de Rodalquilar.

La abuela fue la última en verle siguiéndole con la visión por el camino mientras el niño andaba por unos vericuetos hasta perderlo de vista a la altura de una vegetación que impiden la visión. A las 18.00 horas la abuela se acercó a la casa de los primos para recogerle y constató que el niño no estaba. Llamó a su hijo para decirle que el niño se había perdido. Y Ángel llamó a Ana Julia. La asesina confesa estaba pintando con el cadáver del niño bajo su pies.