Los jóvenes estaban participando en la «fiesta de la integración», una celebración en la que los “veteranos” atan por las manos a los “novatos” y, aparte de tirarles harina y huevos, les hacen ingerir a través de un embudo grandes cantidades de alcohol.

Fue cerca de las cuatro de la mañana cuando la Policía recibió un aviso de lo que estaba ocurriendo en el Campus y las ambulancias se trasladaron a la zona. Allí encontraron a los cinco jóvenes (algunos habían sido abandonados por sus compañeros) que llevaban el mismo nombre escrito en la frente. Sin embargo, esto no ha ayudado a averiguar quienes han sido los responsables.

Según cuenta el Diario de León, esta costumbre se está recrudeciendo con el paso del tiempo y tanto los responsables de las residencias universitarias como el Complejo Hospitalario piensan aumentar las medidas para evitar que estos casos vayan a peor. Sin embargo, que muchos jóvenes no denuncien esta vejación por miedo o inseguridad complica la situación.