La hija de 4 años del monstruo de Dénver, condenado a perpetua, luchó por salvar su vida

El juez ha condenado a varias cadenas perpetúas al llamado 'Monstruo de Denver' por el asesinato de su esposa embarazada y de sus dos hijas pequeñas. Chris Watts de 33 años de edad que se había declarado culpable de los crímenes morirá en prisión, según ha asegurado el fiscal a cargo del caso.
El hombre asesinó a su esposa Shanann, de 34 años y a Nico (el bebé que estaba gestando) además de a sus hijas Bella (de 4 años) y Celeste (de 3 años) a las que metió en un tanque de petróleo de la compañía donde trabaja. Los hechos sucedieron el pasado 13 de agosto, todo después de que se descubriese que el hombre supuestamente tenía una amante.
Los detalles de las muertes no dejan de ser espantosos y más la historia de Bella, de 4 años, que se mordió la lengua mientras se defendía de su propio padre que la ahogaba hasta morir. Después, los detalles de cómo su cuerpo era arrastrado a través de una pequeña escotilla en un tanque de aceite fueron demasiado para todos.
La historia de este drama comenzaba el 13 de agosto cuando Chris, a sus 33 años, fue capaz de conmocionar a EEUU entero con el relato angustiado ante las cámaras de la desaparición de su familia al completo. Shanann, Bella, Celeste, volver a casa, decía consternado. Fueron 48 horas de imágenes entrañables de una familia feliz. Pero desde el primer momento para las autoridades él fue el primer sospechoso.
Chris fue detenido la noche del 15 de agosto. En un primer momento, dio una versión rocambolesca sobre lo que había ocurrido. Confesó haber matado a su esposa tras verla estrangular a una de sus hijas. Justificó esta atrocidad de la madre con un dato: acababa de decirla que quería el divorcio. Después se supo que había enterrado el cadáver de Shannan en una tumba poco profunda en los terrenos de la compañía petrolera donde trabajaba, y lanzado los cuerpos de las niñas en un tanque de combustible.
Watts tenía una relación extramatrimonial de menos de dos meses con una compañera de trabajo, Nichol Kessinger, que la mañana del mismo 15 de agosto se presentó anate la policía y fue entrevistada por agentes del FBI. "Watts es un mentiroso empedernido”" les dijo Kessinger a los investigadores, según desvela el Denver Post. Cuando se conocieron en junio, según ella, le aseguró que ya estaba en trámites finales de divorcio y que buscaba un apartamento para independizarse.
El 6 de noviembre, en un acuerdo con los fiscales, Watts se declaró culpable de nueve cargos: cinco de homicidio en primer grado, uno de terminación ilegal de embarazo, y tres de manipulación de un cadáver. Con ese acuerdo evitó ser condenado a muerte. A eso ayudó la campaña de sus suegros. Dicen los padres del monstruo que le han perdonado. El juez del caso cree que nunca se enfrentó a nada igual. "Podía haberse separado, pero matar a toda su familia, ¿por qué?". El acusado nunca quiso hablar. Solo una lágrima cayó de su mejilla. El monstruo fue por un momento humano.
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