Bahamas, el paraíso convertido en infierno por obra y gracia del huracán Dorian. Durante dos días sus vientos de más de 250 kilómetros por hora y sus lluvias torrenciales se cebaron con el archipiélago caribeño. "Sonaba como un tren de carga entrando en nuestra casa. Entraba agua en la vivienda. Cuando salimos, no lo podía creer. Las casas habían desaparecidos, arrasadas o aplastadas. Fue horrible", señala Linda Leffler.
Hoy, con el retroceso de las aguas, emergen los cadáveres, entre toneladas de escombros. Y todavía hay centenares si no miles de desaparecidos así que las autoridades de Bahamas advierten: el número definitivo de muertos será "espantoso". "No he visto algo así en mi vida", comentaba una afectada.
No se descartan además futuras epidemias por la contaminación de las aguas. La ayuda se espera con ansia por los que lo han perdido todo. Bahameños y también haitianos, que en su día tras el terremoto, huyeron a Bahamas buscando refugio.
Dorian también ha dejado en Estados Unidos un rastro de destrucción. Con menos intensidad ha recorrido la costa este acompañado de tornados. Al menos 5 personas han muerto, pero no tras su paso, sino en los preparativos, al caerse de los tejados, o electrocutados.
Así continúa Dorian su recorrido hacia el norte por las costas canadienses muy debilitado, antes de desaparecer en el Atlántico, pero tras registrarse ya como uno de los huracanes más violentos de la historia.