Conni Lay, de Indiana (Estados Unidos), falleció el pasado 25 de noviembre, y en su testamento pidió que fuera enterrada junto a su perro Bela, un pastor alemán que todavía continúa con vida. La ley considera que las mascotas de cada individuo son una propiedad, por lo que el estado de Indiana está deliberando si sacrificar al animal, o si por el contrario darle a un refugio en Utah, una opción que dejó Lay en su testamento aunque el coste de esa operación dificulta la posibilidad.
El refugio de animales PAWS está ahora a cargo de cuidar a Bela, y han asegurado que ellos no se encargarán de hacerle la eutanasia al animal si finalmente se decide sacrificarlo, para luego incinerarlo y arrojar las cenizas junto a su dueña. "Si desde el estado se opta por la eutanasia, entonces será responsabilidad del estado hacerlo", aseguró la protectora en un comunicado, tal y como recoge FOX 19.
Varios activistas claman por que el animal sea llevado a un hogar de acogida en lugar de matarlo bajo el hastag #savebela en Twitter. "Los animales son considerados como una propiedad y es en el testamento donde se disponen los bienes del propietario una vez muerto. Sin embargo tienes ese conflicto con normas que te dicen que debes de tratar a los animales con humanidad", asegura el analista legal Mike Allen.