La revolución de los claveles, el fin de la dictadura militar en Portugal

Noticias Cuatro 25/04/2016 12:16

El Ejército no fue el único en salir a la calle, también salió Celeste Caeiro, una camarera de 40 años, que al llegar al restaurante, donde trabajaba el dueño la mandó a casa.

Era el aniversario del local y el dueño había comprado flores para festejar la fecha, pero visto la situación en las calles, repletas de carros armados y militares, decidió suspender la fiesta.

Antes regaló las flores a las camareras y Celeste Caeiro se llevó todas las que pudo. Sin embargo, no se fue a casa, como le aconsejaron.

Madre soltera y militante del clandestino Partido Comunista Portugués quería ver qué estaba pasando. Son las ocho de la mañana y Celeste Caeiro se mezcla con miles de personas que gritan 'Justicia, Libertad, Igualdad'.

Celeste Caeiro atravesó la multitud y se acercó a los soldados, armados, junto a los blindados, en tensión. Ella se acercó y preguntó: "¿Qué está pasando"? "-Vamos para el Cuartel do Carmo, donde está Caetano, el presidente" le respondió uno de los soldados.

El hombre le pidió un cigarrillo y a falta de este, Celeste Caeiro le alargó un clavel. Cuentan que se puso de puntillas para colocarlo sobre el carro armado.

El gesto pareció contagiarse y los militares empezaron a pedir flores a los lisboetas y los ciudadanos les llevaron claveles, la flor de la temporada.

A las 16:00 horas del día 25 de abril de 1974, tras ocho horas de un asedio tenso pero pacífico, el presidente Marcelo Caetano aceptó deponer las armas.