Esta semana, las llamas devoraron una de las librerías más queridas de Málaga, la librería Proteo. Había abierto en los últimos años del franquismo y sus dueños se jugaban la libertad y la vida vendiendo ejemplares entonces prohibidos.
Cincuenta y dos años después, la pandemia y el fuego los pone en una situación muy complicada. Con su director, Jesús Otaola, hemos compartido la desolación que uno siente ante las cenizas de un libro.