El que paga no es culpable parecía ser el lema de Luis Pineda (Málaga, 1962), que publicaba una revista de usuarios de banca, pero que se mantenía con la esponsorización de esta.
El empresario creó en 1986 Ausbanc, Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios, que perseguía los abusos de los bancos a los usuarios, pero si estos le pagaban 'un impuesto revolucionario' se ensañaba o relajaba sus ataques.
Pineda, sin embargo, tiene un lado claro y otro más oscuro. Entre los logros de Ausbanc, expulsada en 2014 del Registro Estatal de Asociaciones de Consumidores y Usuarios por falta de independencia y transparencia, consiguió que las empresas telefónicas no cobraran los minutos enteros, sino que aplicaran una tarificación por segundos.
Además, que los tipos de interés no se puedan redondear al alza perjudicando a los clientes y de la creación de un registro de seguros de vida para que muchos usuarios puedan cobrar cantidades que no sospechaban tener derecho.
La parte luminosa de Pineda logró recientemente liberar a miles de clientes de las cláusulas suelos de sus hipotecas.
Sin embargo, el abogado malagueño, tenía su lado oscuro, ese que lo llevó a ser expulsado de las causas penales contra Forúm Filatélico y Afinsa, al presentarse como acusación particular, al tiempo que las defendía tras haber recibido 2,45 millones de euros en publicidad de estas.
Pineda, dueño de un entramado empresarial con inmobiliarias, una agencia de viaje, un grupo editorial y asesoría financiera.
La juventud de Luis Pineda o 'Luispi', su sobrenombre en tiempos de la violenta organización de extrema derecha Frente de la Juventud creado en 1978, como ala de Fuerza Nueva.
Sus miembros era conocidos por propinar palizas, atracos y practicar el terrorismo callejero. Luispi se convirtió en líder de este grupo y fue detenido en 1982 cuando fue condenado por organizar un asalto con cócteles molótov, piedras. Su condena fue ligera gracias a que Luispi no había cumplido la mayoría de edad.
Dos años después, se convirtió en Luis Pineda y eligió otra vía para sobresalir. El camino lo ha llevado hasta el calabozo y ahora sí es mayor de edad.