Valenciano, de familia humilde y sin saber hablar inglés: Rafael Guastavino, el arquitecto español que diseñó el cielo de Nueva York

  • Rafael Guastavino fue el creador de la arquitectura neoyorkina tal y como hoy la conocemos

  • De familia humilde, este valenciano viajó a Estados Unidos sin dinero y sin saber inglés consiguiendo convertirse en uno de los grandes arquitectos de la historia norteamericana

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Entre finales del siglo XIX y principios del XX un arquitecto español cambió el aspecto de una de las ciudades más importantes del mundo, Nueva York. Sin saber hablar inglés y empleando técnicas ancestrales conquistó la gran manzana y dejó su huella en muchos edificios emblemáticos de Estados Unidos y de otros países. Este hombre y genio se llamaba Rafael Guastavino Moreno.

No se puede entender la arquitectura de los Estados Unidos, en palabras de Norman Foster, si no se estudia previamente a Guastavino. Rafael Guastavino nace en Valencia en 1842 en una familia muy humilde. Su padre es carpintero y él de pequeño jugaba al lado de edificios emblemáticos que después trata de reproducir en Estados Unidos.

Por la mala situación económica de la familia, Guastavino es enviado con un tío suyo a Barcelona a la edad de 14 años para comenzar allí sus estudios como maestro de obra. Es en Barcelona donde empieza, a través de los contactos de su tío, a trabajar diseñando edificios.

Con los años, después de separarse de su esposa en 1881, Rafael Guastavino se marcha a Nueva York con su hijo menor, fruto de una relación con la criada de la casa familiar. Allí empieza de cero, pero su ingenio le permite que sus técnicas arquitectónicas dejen literalmente boquiabiertos a los ciudadanos estadounidenses.

La mayoría de los arquitectos americanos se encuentran con el problema del fuego. Guastavino sabe ver una técnica ignifuga para los edificios, patenta unos ladrillos que traía de Valencia y es capaz de demostrar que su arquitectura es resistente al fuego, algo hasta el momento desconocido en el país de las oportunidades:

“Rafael Guastavino construye un pequeño edificio, lo quema y llama a la prensa para que lo vea (…) En aquel momento el tema del fuego era un asunto muy sensible en Estados Unidos y Guastavino cautivó por completo a la población americana”.

Estas demostraciones públicas del arquitecto español con la técnica ancestral perfeccionada de la bóveda tabicada atrajeron a la prensa norteamericana que pronto se hizo eco de aquel genio de la arquitectura que salvaría muchas propiedades y vidas humanas.