El 'Doctor Pirata' era un genio de la medicina marcado por un pasado que quiso enterrar

En 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, llegó a Chipiona, Cádiz, un enigmático forastero. Se presentó como Luis Gurruchaga Iturria, un médico donostarria que llegaba allí para asumir la dirección del sanatorio de Santa Clara. Los vecinos que le conocieron aseguran que era afable, dicharachero, un médico que se hizo con la simpatía del pueblo porque se encargaba de cuidar de los más desfavorecidos. Pero el carismático y en apariencia bondadoso médico ocultaba un oscuro pasado teñido de muerte y horror.
