Corría el año 2010 cuando Nacho Duato se despidió de la Compañía Nacional de Danza. Anteriormente le habían llamado del Ministerio para una reunión. El bailarín pensó que el motivo del encuentro era felicitarle por el Premio de Crítica que acababa de ganar en Chile y porque había bailado en prestigiosos teatros. Pero la realidad fue muy distinta.