Satur sufrió un accidente en un río al que iba todos los años y en el que tenía como costumbre tirarse de cabeza. En una ocasión había llovido bastante, cambiaron las piedras de un pozo y Satur se golpeó contra una de ellas quedando postrado en una silla de ruedas. Desde ese momento, hace ya 18 años, nunca más ha podido volver a entrar dónde pasó grandes ratos cuando era joven, las cuevas con pinturas rupestres.