Analisis de Returnal para PC: un nuevo ciclo comienza

Un pozo de desesperación, una agonía infinita, unas ganas mortales de tirar el monitor por la ventana y una estabilidad notable en todos sus aspectos. Todo esto es lo que nos ha evocado Returnal, el exclusivo de Playstation que, como muchos otros, está preparado para una segunda vida lejos de la exclusividad, aunque en este caso podríamos decir Ciclo.

Returnal es un shooter en tercera persona, un roguelike, que es capaz de mezclar la exploración irregular propia del género con un montón de acción y disparos en un mundo de tres dimensiones. Una lluvia constante de pelotas de energía desde todos los ángulos y con altas probabilidades de comernos algún pelotazo. El juego esta desarrollado en primera instancia por Housemarque, aunque en esta adaptación de Returnal para PC se ha unido Clímax Studio y por supuesto está distribuido por Sony. Nosotros lo hemos jugado en Steam pero también está disponible en la Epic Store.

La historia de Selene empieza cuando tiene un aterrizaje forzoso en Átropos, un mundo inhóspito, lleno de misterios y registros con su misma voz. Una vez se muere por primera vez empieza el desastre. Estamos ante un ciclo de vida y muerte que se reinicia cada vez que se muere, como en multitud de películas y otras historias, estamos atrapados en un bucle temporal, aunque con ligeras diferencias, ya que cada vez que morimos el mundo cambia y a su vez quedan registros y otros cuerpos de Ciclos diferentes.

Por el camino se irán desvelando detalles, registros, de lo que ha podido pasar en el planeta, sin embargo y a pesar de los hallazgos, la narrativa es caótica y es muy difícil sacar algo en claro, cosa que no tiene nada de malo mientras el fondo sea interesante. Parte de estos hallazgos irán dirigidos a saber algo más de Selene, una protagonista casi tan misteriosa como el propio planeta donde está.

En lo que podemos estar seguros con Returnal es que utiliza la mitología griega como fuente de inspiración. Todos los nombres que se usan en el título son de origen griego, empezando por Selene que sería la Luna y su nave es la Helios el Sol; Átropo es la tercera Moira, la encargada de cortar el hilo de la vida; todos los jefes tienen nombres de Dioses griegos e incluso Selene hace algunas referencias cuando mata a uno de los jefes, refiriéndose a él como su padre -Hiperión es el padre del Sol (Helios), la Luna (Selene) y la Aurora (Eos)-. Saber estas cosas le da un matiz poético al asunto, el ciclo de la Luna empieza cuando el Sol cae. También se añadió como contenido gratuito la Torre de Sísifo, un desafío en el que se va escalando una torre y consiguiendo la mejor puntuación, en el mito de Sísifo, el susodicho tiene que arrastrar una piedra por una montaña, sin embargo al llegar al final esta siempre rodará hacia abajo de nuevo, eternamente.

Como decíamos antes, Returnal es un roguelike, cada vez que morimos el Ciclo se reinicia, cambia el mapa, aunque las “salas” son iguales. Empezamos de cero y sin equipo, salvo por el Éter y las mejoras permanentes, que no son nada del otro mundo y sirven para darnos más opciones de exploración.

El combate se centra en los disparos en tercera persona, con nuestra protagonista huyendo de una lluvia de disparos constantes mediante saltos y esquivas, todo ello regado de mecánicas donde nos tendremos que acercar para eliminar barreras o rematar con el ataque cuerpo a cuerpo. El movimiento constante y aprender a ubicarnos puede ser la clave en unos combates caóticos como poco.

Sin embargo, si todo estuviera en nuestra habilidad para esquivar ataques probablemente solo los No-hitters de Dark Souls podrían hacer algo. Durante nuestras exploraciones conseguiremos toda clase de armas, objetos, parásitos y demás porquería alienígena con la que prepararnos para el combate. Con cuidado y cabeza tendremos que construir a nuestro personaje durante ese Ciclo, pues muchos de esos objetos nos darán un beneficio y también un perjuicio. Las mejoras en Returnal son un arma de doble filo con el que hay que tener mucho cuidado y las maneras de evitar esos fallos o efectos negativos muchas veces no son tan fáciles de cumplir.

Es así como Returnal crea un efecto bola de nieve por el cual, si avanzamos muy bien y encontramos buenos objetos podemos realizar todo tipo de desafíos con los ojos cerrados, pero si en algún momento tenemos un traspiés puede lograr que nos atasquemos profundamente en un sitio sin lograr avanzar de manera efectiva.

Si bien el juego base puede ser altamente frustrante, el resto de modos que podemos experimentar, los Desafíos o la Torre de Sísifo, pueden ser un buen revulsivo e incluso el modo de juego principal si queremos volver a revivir el juego. De hecho, la Torre es perfecta para regar de horas este título, que ya de por si dura unas 15h, presenta los mismos desafíos que la historia principal sin el añadido de volver a revivir algunos de los momentos más tediosos, simplemente es acción durante las horas que queramos jugar. Incluso puede revivir el juego después de una temporada sin jugarlo pero apetece volver a vivir esos desafíos intensos.

De esta manera, Returnal no cambia nada con respecto a la versión de consola, con el añadido que desde inicio tenemos disponible la Torre de Sísifo, el modo Cooperativo, el modo Foto y Suspender el Ciclo.

Con un equipo medio-alto no hemos tenidos problemas de rendimiento, ni siquiera cuando algunos jefes nos han inundado la pantalla de pelotas y rafagazos de energía. Jugándolo con la configuración en alto, sin llegar a épico, hemos tenido más de 60fps estables y se veía igual o mejor que en su versión de consola.

Con lo que hemos podido disfrutar de los escenarios tan espectaculares y llenos de cosas bonitas que nos esperaban en Átropos, donde todo parece que nos va a matar en cualquier momento. Aunque el que escribe estas líneas no es fan del estilo en los diseños tan bizarros, oscuros y llenos de mugre y tentáculos, hay que decir que los escenarios están muy logrados. Plasman una decadencia y corrupción que se palpa en todo momento, viajamos por todo el planeta visitando zonas diferentes, siendo las zonas del desierto o la Ciudadela las que más nos han impresionado en cuanto a vistas se refieren.

En cuanto a los enemigos de Returnal, los diseños están bastante diferenciados según la zona donde ocurra la acción, afectando también a sus patrones de ataque. Habiendo una amplia gama de enemigos, desde seres corruptos, piedras con tentáculos o una amplia gama de autómatas. Una miríada de seres que después se echa en falta en los jefes, los cuales no tienen unos diseños que lleguen a quedársenos en la retina por lo plano de sus diseños y colorido.

Sin embargo, si algo hace bien Returnal es elegir la música precisa en el momento adecuado. Y no hablamos solo de las peleas contra enemigos normales o las de los jefes. Hablamos de ciertos momentos donde la tensión está al máximo, donde este juego de acción en tercera persona pasa a un título en primera persona más propio de un juego de miedo o un survival horror. En esos momentos es donde vemos como de bien esta elegida la música, aparte de los combates contra jefes donde la tensión de esquivar los disparos se junta con la música y casi podemos mantenernos sentados si nos quitaran la silla. 

Returnal es un shooter roguelike en tercera persona donde lo importante es explorar y recolectar todas las ventajas posibles. Un título donde la tensión es máxima en muchos momentos y, en esos mismos instantes, la banda sonora consigue hacer que alcance nuevas cotas. Una experiencia donde la frustración puede ser fatal y a la que se llega rápidamente, siendo este, el tipo de juego que nos dice cuando parar, si el efecto bola de nieve pasa, mejor dar un paseo y mañana será otro día.

La historia es un caos en sí mismo, aunque exploremos y encontremos todo tipo de información nada parece quedar claro. Aun así, está plagada de simbolismos de la mitología griega, lo que la hace más interesante por ver cuál es el sentido que se le da al final, y aunque no tengamos conocimientos en estos temas, sigue siendo interesante por cómo se desarrolla y se rellenan los huecos.