Javier Abascal ya tenía a su víctima, es César y le ha tocado montarse en el taxi infectado. El taxista está enfermo de 'palurdismo' y le llaman de la aseguradora para preguntarle si sigue de baja o ya ha empezado a trabajar. Le dicen que no puede trabajar, está muy enfermo, César no da crédito a lo que está oyendo y sale corriendo del coche.