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El pintor de OVNIs asturiano que fue un visionario de su época: "Le diagnosticaron un problema mental muy grave"

El pintor de OVNIs asturiano que fue un visionario de su época: "Le diagnosticaron un problema mental muy grave" Cuarto Milenio Temporada 20 Top Vídeos 652
El pintor de OVNIs asturiano que fue un visionario de su época: "Le diagnosticaron un problema mental muy grave"cuatro.com
  • Armando Suárez Díaz fue un pintor gijonés que, tras ser diagnosticado de una grave enfermedad mental, empezó a establecer contacto con otras realidades

  • Tras una consulta en la ciudad de Gijón, el artista contaría ya con un durísimo diagnóstico que marcaría su futuro, manía persecutoria

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Hasta 'Cuarto milenio' llega una historia que no muchos conocen y que ha dejado sorprendido al propio Iker Jiménez. Se trata de Armando Suárez Díaz, el pintor gijonés que, tras ser diagnosticado de una grave enfermedad mental, empezó a establecer contacto con otras realidades que plasmaría en su arte.

Hasta hace muy poco, el pintor asturiano era un completo desconocido, algo que cambió cuando el rpestigioso museo nacional Reina Sofía de Madrid adquirió algunas de sus más inquietantes y expresivas obras donde aparecene enigmáticos platillos voladores.

¿Quién y cómo era Armando Suárez?

El pintor asturiano nació en 1928 y falleció en 2002. Se trataba de un hombre apuesto, según los que le conocieron, y muy integrado en el ámbito social urbano de una ciudad de provincia que estaba en expansión, especialmente en el ámbito cultural:

"Fue una persona que siempre se cultivó mucho y que tenía un conocimiento muy avanzado del color, pero lo que sin duda marcó la diferencia fue la inteligencia que poseía, muy conectada a campos sensibles. Todo esto generaba un gran impacto a cualquiera que tratase con él", explica Diego Suárez Noriega, director de la galería ATM y sobrino de Armando Suárez Díaz.

Desde que era joven, Armando mostró un gran interés por el cosmos, algo que se acrecentó cuando empezaron a surgir los primeros brotes psicótico. Tras una consulta en la ciudad de Gijón, el artista contaría ya con un durísimo diagnóstico que marcaría su futuro, manía persecutoria: "Era algo latente que estaba ahí y que podía emerger en cualquier momento y que de alguna manera le salvó, porque pudo entregarse en cuerpo y alma a las emociones que reflejó en la pintura".

Armando empezó a no hacer caso a los psiquiatras que le aconsejaban someterse a sesiones de electrochoque y a tomar medicamentos fortísimos, para comenzar a entregarse por completo a la pintura.