Junto con ese equipo, ambos ladrones completaron con éxito el famoso golpe al Banco Popular de Yecla y el mediático robo de los cuadros de Esther Koplowitz. De esta forma, crearon una sinergia aparentemente perfecta que se alimentaba de los amplios conocimientos de ambos criminales y les permitió culminar prácticamente ilesos ambos golpes.
En 2011 la Policía y la Guardia Civil desarrollaron una operación conjunta que buscaba poner fin y desarticular la banda de Casper, la cual que se había dedicado a actividades relacionadas con el narcotráfico y las extorsiones. Finalmente, ese año El Sapo fue detenido junto con otras 20 personas en Majadahonda. Un año después fue detenido de nuevo en Ibiza, donde 28 miembros de su grupo fueron procesados por 450 delitos.
Ambos han sido detenidos una plétora de veces y han ingresado en prisión otras cuantas. Una de ellas culmino en con la novela de “Amor al arte” del Jon donde cuenta con todo detalle como logro llevar a cabo el robo de los cuadros de Koplowtiz.
Después de esta larga historia criminal, lo que muchos se preguntan es si después de estos años ambos mantienen el contacto. En el documental, El Sapo: Memorias de un criminal, Jon habla con mucho detalle de cómo fue trabajar con Casper y ahonda en sus nexos de unión que son principalmente creados por el deseo y amor por el crimen, pero también sus diferencias y en qué puntos sus caracteres divergen.
Las idiosincrasias de cada uno y sus modus operandi no estaban demasiado alineados después de cometer cada golpe. Al finalizar la acción, cada uno se iba por su lado y la realidad es que actuaban de forma muy distinta. Jon comenta en varias ocasiones durante el documental que mientras que el ha sido un ladrón muy reservado y mantenía el silencio y el anonimato tras cada golpe, la banda de Casper era lo contrario. Jon incluso compara su carácter al de Torrente debido a su enorme gusto por la fiesta, las sustancias estupefacientes y la prostitución.
Si te has quedado con ganas de saber más sobre esta extraña amistad, no te puedes perder, El Sapo: Memorias de un criminal en Amazon Prime Video.
Según declaró Casper, sus actividades delictivas producían unos beneficios netos de 8.000 euros al mes. Para blanquear estas ganancias intentó comprar un hotel en Santa Pola (Alicante) para convertirlo en el mayor prostíbulo de Europa. Además, intentaron adquirir un centro comercial entero en La Coruña valorado en 140 millones de euros, un hipermercado en Madrid y hasta llegaron a proponerse financiar una vacuna contra el cáncer comprada en Sudamérica, entrar en el negocio del biodiésel en Ucrania y en el de la madera, o participar en la construcción de un puerto en Kribi (Camerún).