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Álvaro y Luis Carlos son como el día y la noche. Al marge de su inevitable parecido físico, estos mellizos onubenses sólo comparten dos aficiiones: el Betis y el culto al cuerp. En los demás no tienen nada que ver. Álvaro es es noble, cariñoso y, según su madre, no tiene maldad. Es hombre de una sola mujer y su completa entrega cuando está enamorado provoca que no sea difícil romperle el corazón. Por su parte, Luis Carlos tiene más picardía y también algo más de ego. Ahora busca la estabilidad pero siempre ha sido más enamoradizo que su hermano y más conquistador.







