Conseguimos llegar a Sant Llorenç y enfoque donde enfoque nuestro cámara encontramos desolación. Coches incrustados en las viviendas. Coches suspendidos frente a los muros. Coches empotrados de tres en tres. Las alarmas descontroladas aumentan la heladora sensación de vacío. Alguien saluda, como buscando vida en medio del desastre. Nadie contesta. Aquí sólo estamos nosotros, la Guardia Civil y los equipos de emergencia. No hay nadie en el pueblo. Huyeron por la tromba de agua. Muchos de ellos nos han contado que se salvaron de milagro.