Los ocho consellers cesados han pasado su cuarta noche en prisión. Poco a poco se van amoldando a la vida entre rejas, que es mucho mejor de lo que esperaban. Se visten con su propia ropa, tienen derecho a diez llamadas telefónicas semanales, y ya se han apuntado a los talleres que instituciones penitenciarias ponen a su disposición. Baloncesto, cerámica y tenis de mesa son algunas de las actividades que han elegido.