En los alrededores de Brihuega se extienden casi 1.000 hectáreas de cultivo de lavanda
Así ha resurgido Lanuza, el pueblo abandonado en los años 70 en Aragón
A veces los destinos de moda no son ciudades lejanas, sino un pueblo que huele a lavanda y suena a campanas. Es lo que ha ocurrido con Brihuega (Guadalajara), la ya famosa “Provenza española”, que ha sido reconocido como Pueblo Mágico del Año 2026 por la red Pueblos Mágicos de España. El galardón se ha otorgado por votación popular, tras un proceso en el que participaron más de 250.000 personas, y se entregará oficialmente en FITUR, junto a otras localidades premiadas.
Un premio a un pueblo que vive de la lavanda… y para la lavanda
El reconocimiento no es casual. La propia asociación Pueblos Mágicos subraya que Brihuega ha sabido transformar su identidad agrícola y su entorno natural en una experiencia turística de primer nivel, respetuosa con el medio y con la comunidad local, destacando su apuesta por la sostenibilidad, el cuidado del patrimonio y la proyección internacional.
El motor de ese cambio está claro: la lavanda. En los alrededores del pueblo se extienden casi 1.000 hectáreas de cultivo, lo que ha convertido a Brihuega en uno de los grandes productores mundiales de esta planta aromática. La producción de lavanda de la zona ha llegado incluso a copar alrededor del 10% del total mundial, abasteciendo a firmas de perfumería y cosmética de primer nivel.
Cada verano, cuando llega la floración, el paisaje se vuelve violeta y el pueblo gira literalmente en torno a esta planta: visitas guiadas, productos derivados, experiencias sensoriales… La Diputación de Guadalajara no duda en describir la floración de la lavanda en Brihuega como “la Provenza española” y un “espectáculo único para los sentidos” que deja en la memoria una estampa “maravillosa y única”.
La Provenza española a una hora de Madrid
Geográficamente, el encanto también ayuda. Brihuega se encuentra en La Alcarria, en la provincia de Guadalajara, y está situada a poco más de una hora de Madrid, en el valle del río Tajuña. Se la presenta como un “jardín de la Alcarria”, un rincón rural que ha sabido capitalizar sus paisajes de lavanda para atraer a miles de visitantes cada verano.
¿Cuándo ir? La floración sitúa el mejor momento entre finales de junio y finales de julio, con especial intensidad en las dos semanas centrales de julio, antes de que llegue la siega. En esas fechas el color violeta es más intenso y el aire se llena del aroma de la lavanda, una experiencia emocional y sensorial inolvidable.
A esa explosión de color se suma el Festival de la Lavanda, que se celebra en los propios campos al atardecer, con conciertos entre hileras violeta, mercado temático y actividades culturales, consolidado ya como la gran cita del verano briocense.

Un casco histórico que justifica la escapada todo el año
El nuevo Pueblo Mágico del Año 2026 no vive solo de la foto instagramable. Brihuega está declarada como conjunto histórico, con la estructura típica de los pueblos alcarreños: calles empedradas y sinuosas, aleros y balcones, restos de soportales y una extensa muralla medieval que llegó a superar el kilómetro y medio de longitud, con puertas como la de Cozagón o la de la Cadena.
Entre sus hitos patrimoniales, la prensa especializada en viajes y la propia red de Pueblos Mágicos destacan la Real Fábrica de Paños y sus jardines románticos de estilo francés, el castillo de la Piedra Bermeja con su cementerio romántico, iglesias como Santa María de la Peña o San Felipe, la plaza del Coso con la antigua cárcel de Carlos III, que es hoy la oficina de turismo, y las cuevas árabes que recorren el subsuelo del pueblo.
Para el mundo rural, el premio tiene también una lectura de fondo. En el V Encuentro Nacional de Pueblos Mágicos, celebrado precisamente en Brihuega, la Federación FADETA subrayaba que el municipio es un ejemplo de cómo el turismo puede reactivar la economía local, atraer población y convertir un pequeño pueblo en “tierra de oportunidades”, gracias a inversiones ligadas a la lavanda y al patrimonio.
Así, con campos morados hasta el horizonte, un casco histórico con muralla, castillo y cuevas, un festival veraniego cada vez más conocido y ahora un reconocimiento nacional decidido por el voto popular: Brihuega ha pasado, en pocos años, de ser un discreto municipio alcarreño a convertirse en símbolo de la nueva ruralidad turística en España.
Para el viajero que busca escapadas diferentes, el título de Pueblo Mágico del Año 2026 no es solo una medalla más: es una pista clara de que en este rincón de Guadalajara se está escribiendo una historia distinta, en la que el perfume de la lavanda se mezcla con la piedra medieval y con la sensación, muy literal, de estar en una pequeña Provenza a la española.


