Los españoles temen principalmente una guerra, problemas de salud y un futuro peor, pero mantienen alta disposición a votar
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El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha publicado el avance de resultados del 'Estudio sobre miedos e incertidumbres', basado en 2.000 entrevistas telefónicas realizadas entre el 3 y el 11 de noviembre. El estudio revela que dos de cada tres españoles han pensado alguna vez que España podría verse envuelta en una guerra en los próximos años, y de ellos, el 57 % cree que sería contra Rusia, seguido de Marruecos (42,2 %) y Estados Unidos (30,2 %).
El miedo a un conflicto bélico encabeza la lista de preocupaciones (76,8 %), seguido de los problemas de salud física (72,6 %) y mental (69,9 %), la seguridad de sus familiares (69,3 %) y la inseguridad ciudadana (63,7 %). También generan preocupación la ocupación ilegal (55 %), las catástrofes naturales (54 %) y el cambio climático (53,2 %).
En menor medida se citan los políticos (50,4 %), llegar a fin de mes (48 %), el trabajo (33,9 %), la vivienda (32,8 %) y los estudios (17,4 %). No obstante, el 73,9 % afirma no sentir miedo de carácter general, aunque quienes sí lo sienten lo asocian principalmente a estos temas.
Pesimismo global y futuro incierto
El avance del estudio refleja un marcado pesimismo sobre la situación del mundo, con el 68 % de los españoles opinando que va a peor, frente al 27,3 % que mantiene una visión optimista. La percepción sobre España mejora ligeramente: el 67,7 % se declara pesimista frente al 26,8 % optimista.
Mirando hacia el futuro personal, cuatro de cada diez españoles creen que vivirán peor que ahora, y el 54,6 % anticipa un empeoramiento general en la vida futura. A pesar de ello, el 76,9 % se considera más bien optimista y siete de cada diez opinan que hoy se vive mejor que en cualquier otro momento de la historia.
En cuanto a la relación con la sociedad, el 37,1 % cree haber recibido más o menos lo que ha aportado, el 25,6 % que ha recibido más y el 35,8 % que ha recibido menos. En el ámbito religioso, el 56,7 % se declara católico, aunque solo el 20,2 % es practicante habitual; el 15,8 % se identifica como ateo, el 11,9 % como no creyente, el 10,1 % como agnóstico y el 3,9 % como creyente de otras religiones.
Por último, este clima de preocupación parece traducirse en alta movilización política: el 70 % asegura que acudiría a votar con total seguridad, mientras que solo el 10 % afirma que no lo haría.


