Volar un dron en España exige cumplir con una normativa: no hacerlo puede derivar en multas de hasta 225.000 euros
¿Tienes patinete eléctrico? Las multas que puedes sufrir si no cumples con la nueva ley
El cielo ya no es solo territorio de pájaros o aviones. Desde hace unos años, los drones han dejado de ser una rareza tecnológica para convertirse en un accesorio de lo más común tanto en el ocio como en el trabajo. Pero atención: incluso para el uso recreativo más inocente, volar un dron en España exige cumplir con una normativa clara, concreta y bastante estricta. Lo contrario puede derivar en multas de hasta 225.000 euros.
¿Necesito licencia para volar un dron por diversión?
La normativa vigente distingue entre uso recreativo (ocio) y profesional. Para volar un dron por ocio no se necesita licencia ni titulación, pero sí hay una serie de obligaciones mínimas, como el registro como operador, haber superado una formación básica online y contratar un seguro de responsabilidad civil si el dron tiene cámara o pesa más de 250 gramos.
La categoría más común para los usuarios recreativos es la categoría abierta, que permite volar drones sin autorización previa siempre que cumplan ciertas condiciones. AESA, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, ofrece una formación gratuita online A1/A3, que es obligatoria y puede completarse en unas pocas horas.
Así, desde 2021, todos los drones con cámara, o que pesen más de 250 gramos, deben registrarse, independientemente del uso. Así lo exige el Reglamento de Ejecución (UE) 2019/947, incorporado a la legislación española a través del Real Decreto 517/2024.
El registro se realiza en línea a través del portal de AESA y no es lo mismo que “dar de alta” el dron: lo que se registra es el operador, es decir, la persona que se responsabiliza legalmente del uso del dron.
La edad mínima para pilotar drones en España es de 16 años, siempre y cuando se trate de la categoría abierta y el dron esté debidamente registrado. Los menores pueden pilotar drones en determinadas condiciones si el dron tiene menos de 250 g y está homologado como categoría C0.
Otro aspecto controvertido es el de la captación de imágenes, ya que el simple hecho de subir imágenes captadas por dron a YouTube o redes sociales puede considerarse uso profesional si se monetiza o promociona una marca. En esos casos, las exigencias cambian: se requiere autorización previa, formación específica y, en ocasiones, incluso informes aeronáuticos.

¿Dónde puedo volar mi dron?
Esta es la gran pregunta. Aunque parezca que los drones pueden volar “donde no molesten”, lo cierto es que la mayoría del espacio aéreo está restringido. No se puede volar en ciudades, aglomeraciones urbanas ni sobre multitudes, ni tampoco en zonas cercanas a aeropuertos o espacios naturales protegidos sin autorización expresa.
Según la normativa, la altitud máxima es de 120 metros sobre el suelo, y el dron debe mantenerse siempre a la vista del operador (VLOS). Además, hay que respetar una distancia mínima de 8 kilómetros respecto a cualquier aeropuerto.
Para saber dónde se puede o no volar, AESA recomienda consultar el visor de zonas geográficas UAS, disponible en su web y mantenido por ENAIRE. Es la herramienta oficial que marca los espacios aéreos permitidos y restringidos.
Las multas no son un juego
Uno de los errores más frecuentes entre usuarios novatos es pensar que “como es por ocio”, no pasa nada. Y pasa. Las sanciones pueden ir desde los 30.000 euros hasta los 225.000 euros, según la gravedad de la infracción.
Por ejemplo, en 2025 un turista británico fue sancionado en Gran Canaria con una multa de hasta 200.000€ por sobrevolar una playa sin permiso, con un dron no registrado y sin seguro.
Otro caso similar ocurrió en Palma, donde un ciudadano fue multado con 30.000€ por grabar con dron imágenes aéreas en una zona restringida sin autorización ni formación específica.
Un sector en auge, pero bajo lupa
España ya contaba con más de 94.000 drones registrados en 2023, un 32 % más que el año anterior. El año siguiente esa cifra aumento un 27%, llegando a casi 120.000, lo que da muestra del crecimiento de un sector imparable. Sin embargo, las autoridades advierten: más accesibles no significa menos peligrosos. Volar un dron es asumir una responsabilidad legal, técnica y ética. Y quien no lo entienda, puede pagar el precio.


