El consumo real de las luces navideñas depende de la potencia, el tipo de bombilla y las horas de uso, pero escoger modelos eficientes puede reducir el gasto
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Cuando empiezan a aparecer los primeros árboles, balcones iluminados y guirnaldas de luces en los centros comerciales puede surgir una pregunta: “¿Cuánta electricidad consumen realmente las luces de Navidad?”. Durante mucho tiempo se dio por hecho que podrían disparar la factura, pero el precio de la luz, la creciente conciencia energética y el auge de las bombillas LED han hecho que la pregunta sea más relevante que nunca.
Ahora mismo, cualquier kilovatio importa, y hay que añadir que diciembre suele ser el mes donde se produce uno de los picos energéticos del año, por lo que es más que lógico querer conocer cuál es el impacto de esta decoración aparentemente inocente.
La mayoría de expertos coinciden en que el consumo de las luces navideñas es hoy mucho más bajo de lo que podemos pensar, siempre que se elijan tecnologías más eficientes. El mito de que el árbol “consume una barbaridad” proviene de la época de las bombillas incandescentes, pero ha quedado desfasado.
Una guirnalda de LED puede costar apenas unos céntimos al mes, mientras que una instalación más antigua o de un tamaño grande puede consumir decenas de vatios por hora. También hay que sumar otro factor: las horas de uso. No es lo mismo encenderlas 5 horas que dejarlas encendidas toda la noche.
La clave está en entender qué tipo de luces se tienen, cuántos vatios consumen y cuántas horas funcionan al día. Sabiendo esto, es posible saber exactamente cuánto puede añadir la decoración navideña a la factura de la luz.
Variables clave que determinan el consumo de las luces navideñas
Aunque a primera vista todas las luces navideñas puedan parecer iguales, no consumen lo mismo. De hecho, la diferencia entre un modelo LED moderno y una guirnalda antigua puede ser de hasta un 90% de energía. Es por esto que el primer factor determinante es el tipo de iluminación. Las LED utilizan diodos que apenas desprenden calor y transforman casi toda la energía en luz.
Por otro lado, las bombillas tradicionales desperdician gran parte de su energía en forma de calor. Una guirnalda incandescente puede superar los 200-400 vatios, mientras que una LED equivalente rara vez consume entre los 8-15 vatios.
El segundo factor es la potencia total, que no siempre coincide con lo que pensamos. Muchas guirnaldas parecen pequeñas, pero si tienen 100, 200 o 300 bombillitas, la suma puede dispararse si no son eficientes. Las fichas técnicas suelen indicar la potencia en vatios, pero cuando no es así, conviene revisar el envoltorio o el manual.
Una guirnalda de LED típica de 100 luces suele tener un consumo entre 5 y 10 W, mientras que una incandescente del mismo tamaño puede llegar a multiplicar por 30 ese consumo. La estética puede ser la misma, pero el impacto energético no.
La tercera variable crucial es el tiempo de uso. Una decoración navideña no suele consumir mucho por hora, pero sí puede hacerlo si está permanentemente encendida. Es por esto que, además de saber cuántos vatios tienen las luces, también hay que saber cuántas horas están encendidas y durante cuánto tiempo.
Hay una fórmula muy sencilla con la que se puede calcular el consumo: (potencia en W/1.000) x horas de uso x días totales= kWh consumidos. Conociendo este dato, ya se puede traducir el consumo a euros multiplicando por el precio del kWh de la tarifa contratada.
Por último, hay otro factor más del que casi nadie habla, pero que puede tener más influencia de la que se piensa: la cantidad de decoraciones conectadas simultáneamente. Un árbol con una sola guirnalda LED puede ser irrelevante en consumo, pero si se ponen luces exteriores, figuras luminiscentes, estrellas decorativas o cortinas LED en la ventana, el gasto total puede dispararse.
Puede seguir siendo bajo si todo es LED, pero ya no se estaría hablando de céntimos. La clave es tener una visión global: sumar potencias, controlar horarios y evitar dejar todo encendido cuando nadie esté disfrutando de la decoración.
Consejos para decoraciones eficientes y sin sustos
La buena noticia es que reducir el consumo de las luces navideñas puede ser tan sencillo como ajustar unos pequeños hábitos y escoger bien. El primer paso, y el más importante, es escoger luces LED.
Éstas consumen entre un 80% y 90% menos que las tradicionales. Esta diferencia hace que una guirnalda LED encendida durante todo el mes de diciembre apenas suponga unos céntimos, mientras que un conjunto antiguo puede multiplicar por 10 ese coste. También hay que revisar la potencia total del conjunto y comparar modelos: no todas las guirnaldas LED consumen igual y las decoraciones gigantes pueden sumar vatios extra que puede que no sean necesarios.
El segundo truco es controlar las horas de encendido. Muchas familias tienen la costumbre de dejar las luces encendidas todo el tiempo, incluso cuando no hay nadie en casa. Se puede utilizar un enchufe con temporizador, pero lo más sensato es encenderlas cuando se está en la habitación y apagarlas cuando no hay nadie. Aunque el consumo LED sea bajo, apagar las luces evita picos innecesarios.
Por último, merece la pena revisar el estado de las luces. Muchos expertos no recomiendan las guirnaldas antiguas con cables estropeados porque puede no ser seguro. De la misma manera, desaconsejan totalmente sobrecargar regletas o enchufes para no producir un fallo eléctrico. Es recomendable escoger decoraciones certificadas para interior o exterior dependiendo de dónde se vayan a colocar, y descartar las luces viejas o que no tengan el sello CE.


