Tres familiares de víctimas de la DANA, en la que fallecieron 237 personas, intervinieron ayer durante el funeral de Estado celebrado en el Museo de las Ciencias de Valencia. Andrea Ferrari Canut, cuya madre falleció en Valencia; Naiara Chuliá Beitia, que perdió a su marido en Bétera; y Virginia Ortiz Riquelme, cuyo primo murió aquel 29 octubre de 2024 en Letur, han recordado a sus familiares y han agradecido la labor de todos los que ayudaron a Valencia a salir del barro. Ayer, las tres compartieron en público su dolor y el recuerdo de los seres queridos que perdieron hace un año. Andrea se quedó sin su madre, Eva María Canut, que tenía 54 años. Salía de trabajar de Riba-roja con una amiga en coche y se la llevó la corriente a las 7 y media de la tarde antes de que sonaran las alarmas en los teléfonos. "Todavía sentimos el vacío que nos dejaron aquellos días. Ha pasado un año desde que el agua lo arrasó todo: las calles, las casas, las vidas. No solo de los que se fueron sino de los que nos quedamos", comenzó su discurso esta joven de 20 años. "La DANA cambió para siempre la historia de nuestros pueblos. Por eso quiero que este acto no solo sea un homenaje a quienes se fueron, sino un reconocimiento a los que seguimos caminando con cicatrices en el alma, pero con mirada firme". Pero Andrea no quiso pasar la oportunidad de hablar de su madre ante todas las víctimas, cuyas caras rotas y llanto, mostraban una empatía digna de elogio. "Hablar de mi madre es hablar de luz y amor en estado puro, la persona con más brillo y con una energía radiante que iluminaba allá donde iba. Mientras exista memoria, nunca habrá olvido. Para nosotros lo más importante ahora mismo es que prevalezca la verdad, el respeto y la humanidad", sentenció ante el reconocimiento de todos. "Esa misma fuerza que ella irradiaba es la que me va a impulsar a seguir viviendo" Naiara perdió a su marido Slim, de 47 años y origen tunecino, con el que llevaba compartiendo la vida 25 años. Él también murió en Riba-roja al salir del trabajo antes de las 7. Su primer recuerdo en su charla ante las víctimas fue para él. "El momento más duro de mi vida fue decirle a los niños que no volverías. El cuadro de nuestra vida se rompió en mil pedazos". Adam y Sofía son ahora la salvación de Naiara, que recuerda a su marido como un luchador "incansable". Su "confidente, su mejor amigo, el bastión que me sostiene", "un padre increíble con un corazón que no te cabe en el pecho". "En mis sueños he intentado tantas veces salvarte, pero cuando estaba a punto de conseguirlo me despertaba y comenzaba otra pesadilla, pero esta vez despierta", ha proseguido. "No podemos olvidar que hay familias que han perdido a más de un ser querido, además de niños con toda una vida por delante", recordaba Naiara. Aún recordaba cómo celebraron su cumpleaños ese sábado, "nos reimos tanto con amigos y familia. Aún conservo merengue, no lo puedo tirar. Si hubiera sabido, te habría dicho tantas cosas. Virginia perdió a su primo en Letur, Albacete. Juan Alejandro Ortiz tenía tan solo 34 años. La riada le pilló en la furgoneta con un compañero de trabajo, que también falleció. En su discurso Virginia recordó su tierra. "Esta misma tierra, como lo fue Letur, fue testigo de la naturaleza de nuestra sociedad, cuando incontables ciudadanos se desplazaron para ayudar sin que nadie se lo pidiera". "Nuestro vecino no es el enemigo, la mayoría de nosotros queremos vivir en paz. Pero esto solo es posible en sociedades que disponen de libertad, igualdad, dignidad y seguridad" "Las inundaciones son en España el fenómeno natural que más muertes provoca. Pero no fue este fenómeno el causante de la catástrofe que hemos sufrido. Es quien omite su deber a sabiendas de que su omisión puede suponer la pérdida de vidas humanas", ha continuado Virginia, cuyas palabras provocaron el aplauso de los asistentes. "No debemos dejar el rumbo de la sociedad en manos de los que nos alejen de ese concepto pleno de paz. El poder siempre ha sido nuestro y sé que unidos haremos justicia" Andrea, Naiara y Virginia ponen voz a tres de las 237 historias, que ya no podrán contar la suya en primera persona