Ana María guarda también un recuerdo cálido del acto gracias a un gesto de la reina Letizia aunque hubo familias "encendidas".
DANA, un año de dolor y resiliencia: "Mi marido murió agarrado de mi mano"
ValenciaEl homenaje celebrado ayer en memoria de las víctimas mortales de la DANA estuvo marcado por la emoción, el recuerdo, el dolor y la impotencia. Aunque las autoridades y los reyes presidieron el acto, los verdaderos protagonistas fueron los familiares de las más de doscientas personas que perdieron la vida. Entre ellos, Rosa, Toñi o Carmina, que revivieron el sufrimiento de aquellos días y compartieron cómo afrontan hoy la ausencia de sus seres queridos.
Rosa Álvarez, presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales de la DANA, reconocía que el gesto de cercanía de los reyes durante el funeral fue de recibo en una jornada especialmente dura. Contaba que recibió “un trato de afecto, de cariño, de proximidad, de consuelo”, algo que, según dice, necesitaban todas las víctimas.

Ese consuelo, sin embargo, no llegó a todos por igual. Rosa explicaba que hubo familiares que decidieron no asistir al homenaje para no coincidir con el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. “Nos consta que hubo quienes no vinieron porque no querían coincidir en el mismo espacio físico con el que consideramos todos que es el máximo responsable de la muerte de nuestros familiares”, afirmaba con firmeza.
Antes de que arrancara el funeral, se escucharon gritos y muestras de indignación contra Mazón, reflejo del malestar aún latente entre muchos de los afectados.
Entre los asistentes se encontraba también Ana María Coll, otra de las afectadas que perdió a su marido y a su hijo de tres años durante la riada. “Le ves y te enciendes. Yo perdí a mi marido y a mi hijo”, reconocía con la voz quebrada al recordar ese momento.

Aun así, Ana María guarda también un recuerdo cálido del acto. Al término del funeral, la reina Letizia se acercó a ella y a su hija, en un gesto que no olvidará. “Hubo un momento que me miró, me hizo un gesto para que me acercara. Abrazó a mi hija, vio las fotos de mi marido y mi hijo”, relataba emocionada. Ese encuentro le dio fuerzas para seguir adelante. “Me dijo que pelee por mi niña, que tengo que luchar por ella”, añadía emocionada.

Para esta madre y su hija, como para muchos otros familiares, la jornada quedará grabada para siempre en su memoria: un día de emociones contenidas, de dolor e impotencia, pero también de apoyo, cariño y reconocimiento hacia las víctimas que aún reclaman justicia y consuelo.


