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Las secuelas físicas de la DANA: Marisa estuvo 20 horas entre un árbol y un coche, y aún padece necrosis

Las secuelas físicas de la DANA: Marisa estuvo 20 horas entre un árbol y un coche, y aún padece necrosis
Así sobrevivieron a la riada. IMAGEN: Alfredo Giménez
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ValenciaHan transcurrido casi 11 meses desde la DANA que arrasó Valencia el pasado octubre. Desde la zona cero han salido historias de trauma y de horror, pero también de superación. La de Marisa aún no ha terminado: aguantó durante 20 horas agarrada entre un árbol y un coche en Paiporta. Su salud todavía padece secuelas físicas, informa en el vídeo Manu Reyes.

Una historia que también es de supervivencia. Marisa y su hijo soportaron toda la noche agarrados la fuerza del agua y el frío. En ese tiempo pudieron grabar vídeos que ponen los pelos de punta, en los que se distingue, entre la oscuridad, una imparable marea marrón que amenaza con llevárseles por delante. Solo se les escucha repetir una frase: "Que podamos salir con vida"

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Las horas metida en el lodo le han provocado necrosis

Por suerte, lo consiguieron, y están aquí para contarlo. "Este árbol que tengo detrás significa la salvación de mi hijo y mía", relata la mujer desde el lugar del horror, una rotonda entre Benetússer y Paiporta. "El día 29 por la noche nos salvó a mi hijo y a mí de una muerte segura, pero al caer tragué tierra y barro, y me metí en una alcantarilla", recuerda.

Esa noche le ocasionó unas secuelas físicas que le han dañado la salud. La Universidad de Valencia detectó en la zona cero hasta 30 agentes infecciosos que pueden provocar epidemia. Marisa estuvo horas inmersa en esas aguas. "A raíz de eso, se me ha hecho una necrosis en la pierna y en el estómago", asegura. Y, aunque la vayan a operar en un mes, sufre otras secuelas: "La voz rota completamente. 15 kilos he perdido, peso 45. El dolor no fue solo físico".

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Critica la inacción: "Si a mí me avisan, no salgo con mi hijo"

La experiencia le ha dejado un fuerte trauma. Al recordar los cuerpos sin vida dentro de los coches, se queda sin voz, pero consigue relatar lo que presenció: "Lo vi en el coche sentado. Solo quería que mi hijo no viera eso". Fue sencillo pero resultó doloroso: "Mi hijo estaba solamente pendiente de mí. Le dije 'Luis, vámonos para allá'. Fue cuando me volví a caer otra vez".

Sus secuelas físicas y mentales, y las que también padece su hijo, las enfoca ahora hacia quienes nunca mandaron la alerta. "A mí nadie me avisa de que yo voy a poner a mi hijo en peligro de muerte. Si a mí no me avisan, yo salgo con mi hijo. Si a mí me avisan, yo no lo saco de mi casa, eso está claro".

Aún con el dolor y el estrés, Marisa ha hecho el gran esfuerzo de venir al lugar del dolor. Todo para contar su historia y dar voz a lo que se vivió en Valencia.