'Plogging': por qué recoger basura mientras corres por la playa o ciudad es una tendencia que engancha tanto
La palabra surge de la fusión entre 'plocka upp' (recoger) y 'jogging'
El deporte que recomiendan los expertos, según tu profesión
En 2016, un grupo de corredores suecos liderado por Erik Ahlström acuñó un nuevo término: plogging. La palabra surge de la fusión entre plocka upp (recoger) y jogging, y dio forma a una actividad con propósito doble: mejorar la salud y limpiar el planeta. Desde entonces, esta práctica se ha extendido por más de 100 países y ya se estima que más de dos millones de personas la practican de forma regular en todo el mundo.
Lejos de tratarse de una moda puntual, el plogging responde a una necesidad doblemente importante: combatir la acumulación de residuos, y realizar ejercicios accesibles y sostenibles que puedan practicarse al aire libre. En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, ya existen grupos organizados que promueven encuentros semanales donde los participantes corren con una bolsa en la mano y guantes reutilizables, recogiendo basura a su paso por playas, parques o polígonos industriales.
Correr con propósito (y con sentadillas)
Una de las razones por las que el plogging genera fidelidad entre quienes lo practican es su dimensión funcional. Al contrario que el running tradicional, el plogging incorpora constantes pausas para agacharse, estirarse, subir y bajar pendientes o desplazarse lateralmente, lo que se traduce en un entrenamiento más variado. De esta forma, se trabajan también músculos del tren inferior, la zona lumbar y el core, al tiempo que se mejora la movilidad articular.
En un estudio titulado “Plogging: Running Towards Sustainability”, se constató que los beneficios metabólicos del plogging son similares a los del jogging, pero con una mayor proporción de gasto calórico procedente de grasas. Esto se debe al componente de entrenamiento por intervalos, con cambios de ritmo y de postura continuos.
Además, un ensayo clínico ha demostrado que la práctica regular de plogging durante 12 semanas mejoraba significativamente los niveles de estrés percibido, el bienestar general y la motivación intrínseca de los participantes en comparación con grupos de control que hacían solo ejercicio físico sin componente ambiental.
Menos basura, más salud mental
El valor añadido del plogging no se mide solo en calorías quemadas. Una sola jornada de plogging puede retirar de una playa o parque más de 200 kilos de residuos plásticos, colillas, latas y envoltorios que, de no recogerse, acabarían en el mar o contaminando suelos agrícolas.
Ese impacto tangible genera una satisfacción inmediata y duradera. La acción de limpiar el entorno activa el sistema dopaminérgico del cerebro, asociado con el refuerzo positivo, según estudios del Instituto Max Planck y del departamento de Psicobiología de la Universidad de Stanford.
De esta manera, el plogging fomenta la “responsabilidad colectiva”, rompe la percepción de inutilidad individual ante la crisis climática y fortalece los vínculos sociales, ya que no solo se trata de moverse, sino de hacer algo visible y útil mientras lo haces.
Deporte con conciencia, cifras en alza
Eventos como el World Plogging Championship, que se celebró en Italia en 2023, han llegado a congregar a más de 3.000 corredores de todo el mundo. En España, diversas ONG medioambientales como Greenpeace y Ecologistas en Acción han comenzado a incluir el plogging en sus campañas de voluntariado urbano, especialmente en entornos escolares y barrios periféricos.
Greenpeace estima que, en acciones colectivas organizadas en el último año se recogieron más de 30 toneladas de basura en entornos costeros, muchas de ellas vinculadas a actividades de plogging.
El atractivo del plogging se apoya también en su fácil de acceso, puesto que no requiere equipamiento técnico más allá de unas buenas zapatillas, una bolsa reutilizable y ganas de moverse. La actividad es compatible con personas de distintas edades y niveles de forma física, y puede practicarse en grupo o de forma individual. Además, está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el número 13 (Acción por el Clima) y el 15 (Vida de ecosistemas terrestres).
Con cada paso, cada bolsa llena, cada gesto visible de recogida, el corredor-plogger se convierte en parte activa de la solución. Una fórmula aparentemente simple, pero efectiva: menos excusas, más movimiento, más conciencia.
