Incendios

Alarma medioambiental tras los incendios: la ceniza arrastrada por las lluvias podría contaminar ríos y acuíferos

Podría tener consecuencias en la fauna. IMAGEN: Alejandro Oviedo
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Los incendios que han calcinado cientos de miles de hectáreas en España dejan a su paso un paisaje negro por las cenizas. Ahora, de cara al otoño, la presencia de este residuo en cantidades tan elevadas presente nuevos riesgos medioambientales. Las lluvias pueden arrastrar la ceniza con facilidad llevándola hasta ríos, lagos y acuíferos, informa en el vídeo Alejandro Oviedo.

En Galicia, León, Zamora o Cáceres las llamas estarán extinguidas pero el peligro aún no ha pasado. De hecho, tendrán que afrontarlo a contrarreloj para evitar la contaminación de muchos cursos de agua. Son tierras que están calcinadas y ennegrecidas. "Llenas de ceniza puede estar compuesta por materiales orgánicos, inorgánicos o incluso algunos metales pesados, dependiendo de lo que se haya quemado", explica Manuel Blanco, bombero.

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El agua llena de ceniza podría contaminar embalses enteros

La lluvia, que tan bienvenida es para luchar contra el fuego, es una espada de doble filo, porque es el vehículo favorito de este residuo. "Cuando llueva se va a ver arrastrada y se puede acumular en ríos, en embalses...", advierte Blanco. "Puede contaminar el agua si se da en las cantidades suficientes".

Y siguiendo río abajo, una gran cantidad de ceniza en el agua puede ser más de lo que pueden tratar las plantas potabilizadoras. El problema se debe atajar de raíz y el dilema ahora es cómo evitar que este material tan tóxico llegue, en primer lugar, a los torrentes y riachuelos más pequeños, muchos de los cuales discurren por áreas totalmente quemadas.

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Intentan cubrir el suelo con restos vegetales que impiden la erosión

"Tendremos que poner elementos como barreras para contener la ceniza y que después se pudiera recoger", explica el bombero. Lo que se suele hacer es cubrir el terreno ardido con rastrojos y paja, intentando imitar la cubierta vegetal natural que ralentiza la escorrentía e impide la erosión de los suelos. Esto es fundamental no solo para retener la ceniza, sino que ayuda a mantener los suelos fértiles en su sitio para que puedan sujetar la futura vegetación que repoblará la zona.

Pero ya lo dice el refrán, no se pueden poner puertas al campo. Y lo confirma Manuel: "La contención del agua con la ceniza va a ser siempre difícil. Es muy difícil hacerla en abierto". Más aún teniendo en cuenta que el húmedo otoño del noroeste está al caer, y que la superficie a cubrir es mayor que nunca. Lo que una vez más vuelve a destacar el importante papel de la prevención para evitar que ardan nuestros montes.