El sangrado de encías en el cepillado no es normal, puede esconder problemas como la gingivitis o incluso, enfermedades más graves como periodontitis o diabetes
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Hay ocasiones en las que al cepillarse los dientes o pasarse el hilo dental pueden notarse pequeñas manchas de sangre en el lavabo. Cuando pasa eso, es mejor no ignorarlo: se trata de una alerta temporada de que algo no va bien en la boca. El sangrado de encías es una señal frecuente que casi nunca aparece por casualidad.
Puede tratarse del primer síntoma de una condición leve como la gingivitis, pero también puede ser a causa de alguna enfermedad más grave, desde desequilibrios hormonales y efectos secundarios de medicamentos hasta alguna patología sistémica como la diabetes, enfermedades sanguíneas o incluso leucemia. Entender por qué sangran las encías, cuando puede ser a causa de un hábito inadecuado y cuándo se necesita atención médica es fundamental para cuidar mejor la salud.
Gingivitis, la causa más habitual
La gingivitis es una inflamación de las encías que normalmente está provocada por la acumulación de placa bacteriana en la línea de las encías. Esta placa, si no se elimina con una buena higiene diaria, se termina endureciendo y forma el conocido sarro, lo que irrita enormemente el tejido gingival. La consecuencia inmediata suele ser un enrojecimiento e inflamación que hace que cuando se cepillan los dientes o se pasa el hilo dental, las encías comiencen a sangrar.
Se trata de una afección frecuente y fácilmente reversible: basta con mejorar la higiene bucal diaria: cepillarse los dientes durante dos minutos, mínimo dos veces al día y usar hilo dental. Se aconseja acudir al dentista una vez al año para hacerse una limpieza profesional para eliminar el sarro que se haya podido acumular. El sangrado debería remitir en unas pocas semanas. No obstante, si se ignora, puede convertirse en periodontitis, una enfermedad más grave que va destruyendo el hueso y las encías, provocando la pérdida de piezas dentales.
Cepillarse los dientes de manera agresiva o inapropiada
Hay veces que el sangrado de encías no es debido a ninguna enfermedad, es la consecuencia de cepillarse los dientes demasiado fuerte o de utilizar un cepillo con las cerdas muy duras. La abrasión mecánica que se produce puede dañar el margen gingival, provocando irritación y hemorragia.
Por suerte, la solución a este problema es sencilla: cambiar el cepillo a uno con las cerdas más suaves o de dureza media y tratar de moderar la presión que se ejerce al cepillar los dientes, teniendo más cuidado al hacerlo. En unos días, el sangrado debería desaparecer.
Cambios en la rutina de higiene o uso de hilo dental
Cuando se incorporan nuevas prácticas de higiene, como puede ser utilizar el hilo dental por primera vez, puede provocar un sangrado leve durante la primera semana que se utiliza. Esto es completamente normal y desaparece en un tiempo mientras se sigue utilizando.
No obstante, si el sangrado persiste más allá de dos semanas aunque se tenga una buena higiene y técnica adecuada, puede tratarse de una gingivitis incipiente, por lo que sí se necesita consultar con el dentista.
Hormonas y condiciones temporales
Las fluctuaciones hormonales que vienen de la mano del embarazo, el ciclo menstrual o la menopausia, pueden hacer que las encías se inflamen fácilmente y sangren ante cualquier irritación leve.
Este tipo de gingivitis hormonal suele mejorar cuando se estabilizan los niveles hormonales. Aún así, durante estas etapas conviene reforzar la higiene bucodental e ir a revisiones periódicas para evitar que pueda progresar a formas más avanzadas.
Medicamentos y enfermedades sistémicas
Algunos fármacos, sobre todo los anticoagulantes, pueden aumentar la tendencia al sangrado, lo que incluye las encías, ya que reducen la capacidad normal de coagulación. Por otro lado, algunas enfermedades como la diabetes mal controlada, trastornos sanguíneos como pueden ser la leucemia o hemofilia o enfermedades autoinmunes pueden predisponer al sangrado gingival. Si aparecen encías inflamadas y sangrantes sin razón, se recomienda una evaluación médica completa.
Periodontitis, cuando la gingivitis va a más
Si la gingivitis inicial no se ha tratado, puede avanzar a periodontitis. En este caso, la inflamación se extiende hacia las estructuras profundas como el ligamento periodontal, hueso alveolar y tejidos de soporte.
Los signos incluyen sangrado espontáneo o cuando se cepillan los dientes, encías retraídas, dientes flojos, mal aliento y formación de bolsas periodontales mayores a 4 milímetros. En este caso, es fundamental acudir al dentista o periodoncista para que pueda pautar un tratamiento con raspado, alisado radicular y revisiones periódicas para controlar su estado.
Deficiencia nutricional y salud general
Por otro lado, también podría ser causado por la falta de nutrientes esenciales, como puede ser la vitamina C o K, que pueden afectar a la integridad de las encías, haciéndolas más propensas a que sangren. Para ponerle remedio, se recomienda llevar una dieta rica en frutas, verduras y alimentos que aporten estos nutrientes.
Cuándo se debe acudir al dentista o médico
Se debe consultar urgentemente si el sangrado persiste durante más de dos semanas sin mejora alguna; las encías están enrojecidas, inflamadas, duelen o hay mal aliento persistente, se notan bolsas profundas, dientes flojos o malposición; hay otros síntomas generales como fatiga, moretones, sangrado en otras mucosas o pérdida de peso, y si se toman medicamentos como anticoagulantes o se tiene alguna enfermedad crónica.
Sobre todo, hay que visitar a un profesional para llevar unas revisiones más frecuentes si se forma parte de un grupo de riesgo como embarazadas, diabéticos o inmunodeprimidos.


