Hablar de la catástrofe con naturalidad es fundamental para asimilarla, apuntan los psicólogos
La emotiva historia de Ximo y Antonio: le salvó la vida en la DANA y ahora "es uno más de la familia"
ValenciaEn las localidades cercanas al barranco del Poyo ya han asumido que, además de los destrozos físicos, la DANA ha hecho mella en la salud mental de todos los que la sufrieron. Esta problemática afecta especialmente a los más pequeños, a los que la catástrofe pilló en fase de desarrollo y en cuyas mentes es más fácil que se quede grabada, según informa en el vídeo Manu reyes.
Es por eso que 50 colegios de los municipios arrasados se han sumado a una iniciativa en la que psicólogos imparten talleres y charlas a los niños afectados por el desastre. Tienen la intención de ayudarles a gestionar el trauma.
"Sí es importante", una iniciativa sobre la necesidad de hablarlo
Hoy las clases en el CEIP Luis Vives de Paiporta empezaban con una sesión de terapia. "Cuando escuchamos el sonido de la lluvia, ¿nos genera malestar?", pregunta un psicólogo. "Me recuerda a lo de mi hermana", responde una pequeña. Con esa dura conversación se inician una serie de talleres y charlas que se impartirán a 1.800 niños de 50 colegios valencianos.
Se les dará una atención que ellos mismos admiten necesitar: "Es importante cuando has perdido a alguien", dice Ferrán Segovia, alumno del colegio. "Para mí fue una película de miedo", asegura la también alumna Erika Blasco. Lo bueno, si cabe, es que darse cuenta es el primer paso, afirma Enric Valls, psicólogo y creador de la iniciativa 'Sí es importante', así que van por buen camino. "Son muy conscientes y ese es también un objetivo de las charlas, por eso tienen ese nombre, porque sí que hay que hablarlo, no hay temas tabú, hablarlo ayuda a digerirlo", explica.
Que vuelvan a oírse las risas
Esta tragedia les ha hecho valorar lo que es más importante, dice el psicólogo. En el caso de Erika, "cenar con mis padres y contarles como ha ido el día". Recuperar la normalidad y encontrar la alegría en lo cotidiano era vital para que el trauma se quede atrás. Para el director del centro, Pablo Gras Pino, era esencial que en esas pequeñas cabezas dejase de resonar el ruido de la riada. Ahora, cada vez más, lo que se escuchan son las carcajadas por los pasillos. "Es una alegría necesaria", asegura.
Pero no nos engañemos, los pequeños de Picanya, Paiporta, Massanassa o Catarroja siguen necesitando todo el cuidado y la atención. No obstante, en estás clases son ellos lo que nos dan la lección con sus sonrisas de superación.


