Algunos vecinos aún pagan la hipoteca de viviendas que ni siquiera tienen paredes
Los sumideros siguen sin funcionar siete meses después de la DANA: "Esto es una pesadilla constante"
ValenciaHan pasado siete meses desde la DANA y buena parte de los desperfectos aún no se ha solucionado. En esta ocasión, son vecinos de la localidad de Picanya los que denuncian que todavía no se han reparado los daños en sus viviendas. Según informa en el vídeo Manu Reyes, algunas de sus casas, situadas a los pies del barranco del Poyo, están totalmente derruidas.
Los afectados expresan su pesar porque el ayuntamiento no acaba de dar luz verde a la licitación de reconstrucción y están, en algunos casos, a punto de perder las viviendas. La zona se ha llenado de pancartas de vecinos exigiendo poder volver a los que han sido sus hogares durante toda una vida.
Quieren volver a la casa donde se criaron: "Dejadnos vivir en paz ya"
Manuela afirma sentirse doblemente víctima: de la DANA y de los políticos. Esta propietaria de una vivienda destrozada, al pie del barranco del Poyo, alega que no puede ni entrar a la casa familiar. "Yo he nacido aquí, aquí nació mi padre y aquí moriré. Dejadnos vivir en paz ya", sentencia.
Similar es el caso de Pepica quien, con 90 años y Alzheimer, no logra entender por qué aún no la dejan irse a su casa de siempre. "Yo quiero venirme. Esta casa era de mi abuela, el que me quita de aquí me lo quita todo", afirma.
Falta la licitación del Ayuntamiento
Tras la última actualización del ayuntamiento, Felipe y Constanza han descubierto que no pueden reconstruir el que fue su hogar durante 35 años. "Nos mantienen en un eclipse total, no nos dan ninguna información", expresa.
Acusan a la institución de no darles más solución que el derribo de su casa. "Insisten una y otra vez en tirar la vivienda, lo han dicho explícitamente", afirman con preocupación. Y es que, de ocurrir esto, no solo no podrían volver al que fue su hogar nunca, aseguran, sino que tendrían que liquidar la hipoteca de inmediato.
Ahora mismo, la pareja habita un piso social del ayuntamiento, pero la idea de perder su casa, de ver esfumarse los recuerdos que impregnan cada rincón, les aterra. "Aquí nos parieron y aquí queremos estar", reza uno de los carteles colocados por víctimas. Aún no saben que les ocurrirá a sus hogares 222 días después de la riada.


