“Solo con escuchar la palabra Dios pienso en él y …”, dice antes de desmoronarse una de las víctimas de los abusos sexuales por parte de la Iglesia de Pensilvania. “Nos preparan para acostumbrarnos a tocamientos de manera frecuente”, cuenta otro de los hombres que sufrió abuso sexual en la diócesis de la Iglesia Católica. “Me eligieron porque no tenía padre”, explica otro. Al menos mil sufrieron lo mismo con el silencio del Vaticano, que conocía denuncias desde 1963. Hoy, lo califican de crímenes.