Este agente del FBI nunca podría haber imaginado cómo iba a terminar el baile que se estaba marcando en un bar de Denver, Estados Unidos. Y es que, tras una voltereta hacia atrás, la pistola que llevaba metida en los pantalones se le calló, y al intentar cogerla la disparo sin querer. Ese disparo accidental acabó en la pierna de un hombre, que según ha informado Robert Maguire está fuera de peligro.