Al menos 3.000 personas huyen de Malí a Burkina Faso desde febrero por los enfrentamientos intercomunitarios

Los enfrentamientos entre las comunidades dogon y peul han dejado decenas de muertos y han provocado la destrucción de decenas de viviendas, especialmente en la zona de Koro, en la región de Mopti.

ACNUR ha indicado que los recién llegados --cerca de 2.000 malienses y 1.000 burkineses que residían en Malí-- a Burkina Faso se suman a los cerca de 24.000 refugiados malienses que ya habían buscado refugio en el país vecino desde el inicio del conflicto en 2012.

En su comunicado, ha alertado de que el aumento de la violencia entre las comunidades y de los ataques por parte de grupos yihadistas podría provocar más desplazamientos y un aumento de las necesidades a nivel humanitario.

Así, ha indicado que muchos de los desplazados han entrado al país a través de pasos fronterizos no oficiales ante el temor de viajar por carretera debido al riesgo de ser secuestrados o asesinados.

La llegada de nuevos desplazados incrementa la presión sobre la población local, entre las que figura la falta de lluvias o la débil situación de las infraestructuras sanitarias, motivo por el cual ACNUR ha recomendado a los recién llegados que se trasladen a campamentos más alejados de la frontera.

En este sentido, ha indicado además que ha aumentado la inseguridad en el norte de Burkina Faso y ha apuntado a incidentes relacionados con la delincuencia y la violencia en las zonas que acogen a los refugiados.

La inseguridad en el norte del país ha provocado además que varios miles de burkineses de la provincia de Soum se hayan desplazado hacia el sur o el este del país.

ACNUR ha destacado por último que sólo ha recibido un ocho por ciento de la financiación necesaria para mantener sus actividades y ha apuntado que se necesitan 22,9 millones de dólares (cerca de 18,5 millones de euros) adicionales para ofrecer ayuda durante este año.