Consumo

Mitos y verdades sobre el bono social eléctrico en 2025: cómo funciona y quién puede beneficiarse

Solo los clientes con tarifa regulada PVPC y potencia inferior a 10 kW se pueden beneficiar
Solo algunos clientes se pueden beneficiar. Freepik
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La factura de la luz sigue siendo uno de los mayores quebraderos de cabeza del mes para muchas familias. Aunque los precios se han moderado respecto a los picos de 2022 y 2023, la energía continúa siendo un bien caro y esencial, sobre todo en los meses de frío, cuando el consumo se dispara. En ese contexto, el Bono Social Eléctrico se ha convertido en una de las herramientas más importantes para garantizar que ningún hogar vulnerable se quede sin suministro.

Muchos consumidores piensan que se concede de manera automática, que con tener pocos ingresos es suficiente o que, una vez que se concede, la ayuda es permanente. Nada más lejos de la realidad. En 2025, la ayuda continua vigente, con descuentos de hasta el 65% en la factura de la luz, pero sujeto a requisitos claros de renta, consumo y tipo de tarifa, y con cambios ya previstos para 2026 que podrían reducir las ayudas.

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Además, hay que añadir el regreso del IVA eléctrico al tipo general y el fin de medidas extraordinarias que se aplicaron durante la crisis energética, lo que ha devuelto la factura a niveles más altos que hace un año. En ese escenario, entender bien cómo funciona el Bono Social, quién puede solicitarlo y qué errores hay que evitar puede suponer la diferencia entre llegar o no a fin de mes con tranquilidad.

A pesar de llevar años en funcionamiento, sigue rodeado de mitos, dudas, confusiones y medias verdades. Algunas nacen desde la confusión por los diferentes programas que hay vigentes, otras por desconocimiento sobre sus requisitos reales. Algunos de los mitos más comunes que rodean al Bono Social Eléctrico son:

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“Si tengo el bono, no me pueden cortar la luz nunca”

Esta es una de las creencias más extendidas y también una de las más peligrosas. El Bono Social ofrece protección especial contra cortes de suministro, pero solo en determinados casos. Esta protección se da cuando el beneficiario es un consumidor vulnerable severo y está en riesgo de exclusión social, lo que quiere decir que sus servicios sociales autonómicos o municipales asumen el pago parcial, y a veces, total de la factura.

Pero, en los demás casos, sí que se puede producir el corte del suministro eléctrico si se acumulan impagos, aunque se suelen dar más plazos y notificaciones que a un cliente sin el bono. Por lo que, el Bono Social no garantiza “luz gratis”, sino una red de seguridad temporal para aquellos que lo necesitan.

“Si tengo pocos ingresos, me lo conceden automáticamente”

El bono no se otorga de oficio, aunque se cumplan con los requisitos. Se tiene que solicitar expresamente ante una de las comercializadoras de referencia, ya que son las únicas que pueden tramitarlo, y acompañar la solicitud de la documentación acreditativa que se requiere: DNI, libro de familia, certificado de empadronamiento y, en algunos casos, declaración de la renta. Además, los límites de ingresos se calculan sobre el IPREM y varían dependiendo de la composición familiar.

“Puedo mantener ni tarifa actual y aún así recibir el bono”

No. Este, de hecho, es uno de los errores más comunes. Para poder aplicar el descuento, el usuario debe tener contratada la tarifa PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) en una comercializadora de referencia.

Aquellos que tengan contratada una tarifa del mercado libre, aunque sea más barata o con otra compañía, no pueden acceder al bono hasta que cambien al mercado regulado. Este cambio no tiene coste y se puede hacer en cualquier momento, pero es necesario para que la ayuda sea válida.

“El descuento es igual para todos los beneficiarios”

En realidad, los porcentajes varían según el grado de vulnerabilidad y el momento del año. Durante el primer semestre de 2025, el descuento fue del 50% para los consumidores vulnerables y del 65% para los vulnerables severos. En la segunda mitad del año se redujo al 42,5% y al 57,5% respectivamente.

Además, existen límites máximos de consumo bonificable: si se sobrepasan, el exceso de kilovatios se factura al precio normal del mercado regulado. Por lo que, un hogar que haga un uso responsable sí que notará el ahorro, mientras que quien tenga un consumo elevado verá un impacto menor.

“El Bono Social Eléctrico y el Térmico son lo mismo”

Aunque su nombre pueda inducir a confusión, son ayudas distintas. El Bono Social Eléctrico se aplica directamente en la factura de la luz y se gestiona a través de las comercializadoras de referencia, mientras que el Bono Social Térmico es una ayuda económica anual para gastos de calefacción, agua caliente o cocina, gestionada por el Ministerio de Transición Ecológica y las comunidades autónomas.

Generalmente, aquellos que reciben el bono eléctrico tienen derecho automático al térmico, pero no se tramitan de manera conjunta, ya que el segundo se abona en una transferencia a la cuenta del beneficiario, no como un descuento.

“Si lo pido una vez, me lo conceden de inmediato”

No siempre es así. El plazo de resolución suele oscilar entre 15 y 30 días hábiles, pero puede tardar aún más si la documentación o si la comercializadora tiene que verificar los datos con la Seguridad Social o la Agencia Tributaria. Este año, con el repunte de solicitudes, algunos procesos se han alargado hasta más de un mes. La recomendación de los expertos es solicitarlo con antelación al invierno, para asegurarse de que el descuento se aplica cuando más se nota el gasto energético.