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El coste de oportunidad de tu dinero: por qué tener tus ahorros parados en el banco es una mala decisión

Cada euro que no se invierte pierde poder adquisitivo cada año
Cada euro que no se invierte pierde poder adquisitivo cada año. Freepik
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En España, guardar el dinero en una cuenta bancaria por si se necesita es una costumbre muy arraigada. La mayoría de las familias lo ven como un refugio seguro: el dinero está ahí, quietecito y disponible. No hay ningún riesgo aparente. Pero, en el contexto en el que nos encontramos de inflación persistente, tipos de interés en movimiento y mercados con muchas alternativas, lo que parece un acto prudente puede terminar siendo un error silencioso.

Según datos del Banco de España, más del 40% de los depósitos a la vida de los hogares españoles no generan ningún tipo de remuneración. Es decir, millones de euros “parados” que pierden valor cada año al ritmo que suben los precios. En 2024, la inflación media cerró en torno al 3,1%, lo que significa que quien mantuvo 10.000 euros en una cuenta sin interés, perdió el equivalente a 319 euros de poder adquisitivo en solo doce meses.

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Este efecto tiene un nombre en economía: coste de oportunidad. Es el precio de no haber invertido o rentabilizado el dinero de otra forma. En este artículo, analizaremos por qué tener los ahorros parados en el banco es una mala decisión.

¿Qué es el coste de oportunidad y cómo afecta a tus ahorros?

El coste de oportunidad es un concepto económico que mide lo que se pierde cuando no se escoge la mejor alternativa posible. En el caso de los ahorros, significa la diferencia entre tener el dinero parado y haberlo invertido en algo que, con un riesgo medido, habría dado rentabilidad.

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El problema de este coste es que es invisible: no se ve cómo desaparece el dinero de la cuenta, pero sí cómo cada vez se compra menos con lo mismo. Este efecto erosiona las finanzas de los hogares españoles año tras año.

Por otro lado, nos encontramos con la inflación: el gran enemigo de los ahorros inmóviles. Según Eurostat, la inflación en la zona euro se moderó en 2024, pero sigue por encima del objetivo del 2% que marca el Banco Central Europeo (BCE). En España, cerró en el 3,1%. Esto quiere decir que los precios siguen subiendo y el dinero vale menos si no crece al mismo ritmo.

Los economistas la llaman “el impuesto silencioso” porque no se puede ver en un recibo, pero impacta directamente en el bolsillo. Tener 1.000 euros en 2025 equivale a tener 970 euros en términos reales si la inflación anual es del 3%. En diez años, sin rentabilidad, esa cifra podría reducirse a 740 euros. Y todo esto sin que se haya tocado un euro de la cuenta.

El error cultural: la cuenta corriente como caja fuerte

España es un país tradicionalmente ahorrador en depósitos, muy diferente a otras economías europeas donde es mucho más habitual invertir en bolsa o fondos. El Banco de España confirma que los hogares españoles mantienen más del 35% de su riqueza financiera en depósitos y efectivo, frente al 13% de media de la eurozona.

Hay varias razones por las que se explica este comportamiento. Lo primero es la memoria de crisis financieras que dejó mucha desconfianza hacia la inversión. Por otro lado, se encuentra la cultura del ladrillo: durante décadas, el dinero se destinaba a vivienda y el resto sencillamente se guardaba en cuentas. Y una razón muy importante es la falta de educación financiera que hay en nuestro país, donde la gran mayoría piensa que “invertir es solo para ricos” o que supone perder el control del dinero, debido a estas creencias, el dinero continúa estático.

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Depósitos y cuentas remuneradas: el mínimo exigible

No todo el mundo está preparado para lanzarse a invertir en bolsa, pero lo mínimo que se puede hacer hoy es buscar depósitos a plazo o cuentas remuneradas que, al menos, puedan cubrir parte de la inflación.

En 2025, con el Euribor más estabilizado tras los picos de 2023, los depósitos en bancos europeos ofrecen entre un 2% y un 3% TAE según plazo y entidad. Algunos bancos online incluso superan esas cifras para captar clientes. Aunque no compensa toda la inflación, al menos reduce la pérdida de valor real.

El propio Banco de España ha advertido que muchos clientes permanecen en cuentas sin interés por pura inercia, sin buscar mejores condiciones. Y esa inacción es lo que genera el mayor coste de oportunidad.

Inversión a largo plazo: la clave para hacer frente a la inflación

Los datos son muy claros: a largo plazo, los mercados financieros baten sistemáticamente a la inflación. La rentabilidad media de los fondos de inversión españoles en los últimos diez años se situó en el 3,7% anual, frente a una inflación media del 1,9%.

Esto no quiere decir que invertir sea un camino sin riesgo, pero sí que se trata de una estrategia diversificada y paciente que suele proteger mejor que tener el dinero parado. Fondos indexados, planes de pensiones o ETFs permiten rentabilidades superiores a las de los depósitos, con el coste de aceptar cierta volatilidad.

El error con el que nos encontramos es pensar que la inversión es como un juego especulativo. En realidad, se trata de asignar los ahorros de manera eficiente y acorde al perfil de riesgo del usuario y horizonte temporal.