Ahorro

3 hábitos semanales que usan las personas que siempre llegan a fin de mes con saldo positivo

Revisar los gastos semanalmente ayuda a ajustar el presupuesto para no pasarse
Revisar los gastos semanalmente ayuda a ajustar el presupuesto. Freepik
Compartir

Llegar a fin de mes sin apuros ni sobresaltos no es cuestión de suerte. Según un estudio realizado en 2024 por el Banco de España, más del 35% de los hogares españoles reconoce tener dificultades para afrontar los gastos mensuales ordinarios, sobre todo cuando hay ingresos irregulares. Sin embargo, sí que existe un porcentaje significativo de personas que, pese a no tener sueldos especialmente altos, consiguen mantener sus cuentas en orden y ahorrar cada mes. ¿Cuál es su secreto?

Más allá de herramientas financieras complejas o rentas altas, la clave está en los hábitos. Se trata de rutinas sencillas pero constantes que se basan en la organización, atención y en tomar pequeñas decisiones estratégicas. En este artículo veremos tres prácticas semanales que comparten las personas que controlan bien sus finanzas y consiguen terminar el mes con saldo positivo.

PUEDE INTERESARTE

Revisión semanal del presupuesto: los pequeños ajustes marcan la diferencia

Este hábito consiste en dedicar un momento fijo cada semana, por ejemplo: los domingos, para revisar los ingresos y los gastos que se han producido en los últimos siete días. No se trata solo de registrar las compras, sino de compararlas con el presupuesto previsto y detectar si hay alguna desviación en las cantidades que se estimaban.

Quienes aplican esta rutina con constancia suelen utilizar herramientas como hojas de Excel, plantillas digitales o aplicaciones como Fintonic. Además, también organizan sus gastos por diferentes categorías y hacen pequeños ajustes semanales si se detecta algún exceso en alguna de ellas. Las categorías más habituales son: alimentación, transporte, ocio, imprevistos, gastos fijos, hipoteca/alquiler… aunque cada uno puede poner las categorías que necesite según sus hábitos y vida.

PUEDE INTERESARTE

Este control frecuente permite evitar cualquier susto a final de mes y también aporta una sensación de seguridad. Cuando se miran las finanzas semanalmente, es mucho más sencillo corregir a tiempo y no dejar que los errores se vayan acumulando. A largo plazo, este hábito crea una relación más consciente y equilibrada con el dinero.

Planificación anticipada de la compra con un menú semanal

La compra del supermercado es una de las partidas más relevantes del presupuesto mensual. Planificar qué se va a comer durante la semana y comprar en función de ese plan es una práctica esencial para aquellos que ahorran de manera regular. De hecho, según la OCU, la improvisación en la cocina puede suponer hasta un 30% más de gasto al mes.

Las personas que aplican este hábito dedican entre 30 minutos y una hora a preparar su menú semanal. Cuando crean su menú, tienen en cuenta lo que ya tienen en casa, priorizando productos frescos y de temporada. También ajustan las raciones para evitar el desperdicio en la medida de lo posible. Muchos, utilizan técnicas como el batch cooking, que es cocinar por lotes o el sistema FIFO que consiste en usar primero lo que caduca antes.

Al tener claridad sobre lo que van a consumir, evitan caer en compras impulsivas o duplicadas y también aprovechan al máximo lo que ya se tiene en la despensa. Además, se reduce mucho el estrés diario por no saber qué se va a cocinar.

Reflexión sobre los gastos no esenciales

Este hábito no busca eliminar el ocio o los pequeños caprichos, sino convertir cada gasto en una decisión consciente. Las personas que llegan bien a fin de mes suelen revisar cada semana si lo que han comprado realmente les ha aportado valor. De esta manera, pueden identificar patrones de gasto innecesario, como los cafés diarios, compras por impulso o suscripciones que no se utilizan, y los corrigen antes de que se puedan convertir en una fuga continua de dinero.

Este ejercicio puede realizarse mediante un registro en una libreta o aplicación, pero lo importante es la reflexión: ¿se compró por necesidad, impulso o por costumbre? ¿Volvería a gastar en esto la semana que viene? Una manera genial de conseguir llevar este registro es el método Kakeibo, el cual consiste en registrar todos los gastos que se realizan y responder a unas preguntas para poder determinar si ese gasto ha sido un impulso o una necesidad. También es aconsejable que, en vez de comprar algo rápidamente, se deje que pasen unos días para ver si realmente se quería ese objeto o se trataba de un impulso innecesario.

Además, suelen establecer un presupuesto para ocio que se va ajustando semanalmente, no sólo mensualmente. Esto hace que se pueda disfrutar sin remordimientos, porque el gasto está controlado y previsto.

Estos hábitos no pretenden que se viva en una austeridad extrema, sino quieren poner intención en cada euro que sale de la cuenta, para que se tenga conciencia en cada gasto que se hace.

La constancia es más importante que el ingreso

Estos hábitos por sí solos no son capaces de marcar grandes diferencias financieras, son los pequeños gestos repetidos los que marcan la diferencia con el tiempo. Lo que más caracteriza a las personas que tienen saldo positivo cada mes no es cuánto ganan, sino cómo se relacionan con su dinero. La disciplina, la previsión y la constancia son valores clave que pueden aprenderse en cualquier hogar.