Consumo

Cómo afecta el nuevo salario mínimo a tu nómina y cotización en 2026

A esta subida hay que aplicarle cotizaciones, retenciones e inflación. Freepik
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Cada año, cuando se anuncia una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la conversación se repite: unos celebran el avance social, otros temen su impacto económico y la mayoría se preguntan cómo va a afectar eso a su bolsillo. Yolanda Díaz abrió una nueva mesa de diálogo para poder fijar antes de que acabe el año el nuevo porcentaje de subida del SMI a partir del 1 de enero.

La última subida del SMI fue en 2025 a 16.576 euros brutos (1.184 euros mensuales en 14 pagas). Ahora se ha propuesto que, a partir del 1 de enero, el SMI sea más alto que el 60% del salario medio en España y, además, que esté exento de IRPF. Es importante entender cómo se traduce esa subida en la nómina, cuánto se va a ganar realmente y cómo va a cambiar la cotización a la Seguridad Social.

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Un nuevo salario mínimo

El SMI se ha convertido en uno de los grandes termómetros de la economía española. No solo va a marcar el suelo salarial legal, sino que afecta indirectamente a millones de contratos, bases de cotización y convenios colectivos. En 2025, el salario mínimo se situó en 1.184 euros brutos al mes en 14 pagas, unos 16.576 euros anuales, tras su aumento del 5%.

Para 2026, el Gobierno ya ha avanzado su intención de aumentarlo entre un 2.5% y 3%, lo que lo situaría en torno a 1.215-1.220 euros mensuales, aunque su intención es que llegue alrededor de 1.300 euros, para lo que habría que subir el SMI más de 100 euros, algo que parece inviable para las pymes españolas. Esta cifra busca acercarse al objetivo político de que el SMI equivalga al 60% del salario medio español, tal y como recomienda la Carta Social Europea.

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Además, a esta propuesta se le suma la prohibición de que los negocios cuenten con la ayuda de los complementos y pluses que ya cobran sus empleados para absorber la subida del SMI.

El efecto real en la nómina

A primera vista, un aumento del salario mínimo debería traducirse directamente en un aumento del dinero que llega a final de mes. Pero la realidad es más compleja. En la nómina intervienen varios factores: está el IRPF, las cotizaciones sociales, las pagas extra y, desde hace poco, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI).

Si el SMI sube a 1.220 euros en 2026, la subida bruta será de unos 36 euros más al mes respecto a 2025. Pero, de ese aumento, una parte se va a ir en cotizaciones y retenciones. Se debe tener en cuenta que el trabajador destina un 6,45% de su salario a la Seguridad Social, además del 0,15% adicional del MEI, lo que quiere decir que unos 80-85 euros de cada 1.200 se quedan en el sistema.

Por la parte fiscal, el IRPF también influye: si el aumento del salario eleva ligeramente la base imponible, la retención puede subir también, en ese caso medio punto o un punto, restando otro pequeño porcentaje. En la práctica, el aumento neto para quienes cobran el salario mínimo puede rondar los 20-25 euros al mes.

Aunque ya se cobre por encima del SMI, también se puede ver afectado el sueldo, ya que muchas escalas salariales y convenios colectivos usan el SMI como base de referencia. Si el salario base está ligado al mínimo, toda estructura salarial puede desplazarse hacía arriba, arrastrando pluses, antigüedad o complementos.

El aumento, en esos casos, puede ser de unos 300 o 500 euros al año, aunque también se tendrá que aportar más a la Seguridad Social, lo que a la larga resultará en una pensión algo más alta, pero en el corto plazo es un aumento menor.

Las cotizaciones sociales

Cada subida del salario mínimo tiene un efecto inmediato sobre las bases de cotización, las cuales determinan cuánto aportan trabajadores y empresas a la Seguridad Social.

En el caso del trabajador, el incremento del SMI implica una subida automática de la base mínima de cotización, lo que va a afectar sobre todo a los empleados con salarios bajos o contratos parciales. Esto tiene un doble efecto: a corto plazo, reduce ligeramente el salario neto; pero a largo plazo, puede mejorar las prestaciones futuras. Se cobraría algo menos pero se cotiza más para el mañana.

Las empresas también van a notar esta subida. Además del 6,45% que aporta el trabajador a la Seguridad Social, la empresa tiene que asumir cerca del 31% del salario bruto en concepto de cotizaciones. Con el MEI en vigor, el cual será del 0,75% para la empresa, el coste total por trabajador con SMI va a aumentar a unos 1.585 euros mensuales, según el Banco de España.

Quién gana y quién pierde con este cambio

Los beneficiarios más claros son los trabajadores con sueldos bajos, sobre todo en sectores como limpieza, hostelería o agricultura, donde algunos contratos siguen anclados al SMI. Pero, la ganancia real en nómina será menos que la subida oficial, ya que hay que tener en cuenta las cotizaciones y retenciones.

Por otro lado, las empresas pequeñas y medianas verán como sus costes aumentan, lo que puede dar lugar a que tengan que reducir sus contrataciones o sus horas para compensar esta subida de los salarios más bajos.