Ahorro

La regla del 10-10-80: un enfoque sencillo para gestionar ingresos sin complicarte

Ahorrando con el método 10-10-80
La clave está en su simplicidad. Pixabay
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"Divide tu sueldo: 10% para donar, 10% para guardar, y el 80% para vivir". Así de directa es la máxima que articula la llamada regla del 10-10-80, un principio de educación financiera tan antiguo como persistente. Recuperada hoy por gurús del ahorro, influencers del minimalismo y expertos en finanzas domésticas, esta norma propone una gestión radicalmente sencilla del dinero: separar cada ingreso mensual en tres bloques fijos, donar, ahorrar y gastar, para lograr equilibrio financiero sin fórmulas complejas ni hojas de Excel.

Pero ¿es realista esta fórmula para cualquier bolsillo? ¿Y qué beneficios tiene frente a otras técnicas presupuestarias más detalladas como el método Kakebo o la regla del 50/30/20?

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El mantra del 10-10-80: vivir por debajo de tus posibilidades

La clave está en su simplicidad. Esta regla parte de una premisa clara: dividir tus ingresos en tres partes: el 10% para el ahorro, otro 10% para donaciones o regalos, y el 80% restante para vivir. La referencia a las “donaciones” procede de su origen religioso ya que muchos de sus primeros divulgadores fueron iglesias evangélicas estadounidenses, que promovían el diezmo como parte integral del equilibrio financiero.

Hoy, sin embargo, ese primer 10% se interpreta en una clave ética más amplia, y se puede dirigirse a causas solidarias, apoyo familiar o incluso inversión social. El segundo 10% va directo a un fondo de emergencia o ahorro a largo plazo. Y el 80% restante, simplemente, debe ser suficiente para cubrir todo lo demás: vivienda, suministros, comida, transporte, ocio.

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Esta proporción garantiza que el grueso de tus ingresos está bien contenido, al tiempo que se genera un colchón financiero y se construye un hábito de dar. Su mayor virtud: ofrece un marco claro que evita que el dinero "se evapore" sin saber dónde ha ido a parar.

¿Para quién sirve esta estrategia?

El atractivo del 10-10-80 reside en que no requiere análisis minucioso de gastos. No hay que detallar categorías, ni establecer techos específicos por partida. Para muchos expertos la fuerza de esta regla está en su estructura, ya que ofrece disciplina sin abrumar.

Sin embargo, no es aplicable a todos los perfiles. La crítica más frecuente es que resulta poco realista para quienes tienen ingresos bajos o viven castigados por tener unos gastos fijos elevados. En definitiva, la regla 10-10-80 funciona si tienes suficiente margen. Pero si destinas más del 80% a necesidades esenciales, ahorrar y donar un 10% se vuelve inviable. En todo caso, se debe tener en mente que lo importante no es seguir ciegamente una regla, sino adaptar tus hábitos a tus circunstancias.

Reparto del dinero con el método 10-10-80

Otra limitación es que no contempla explícitamente otras prioridades financieras comunes, como el pago de deudas o la inversión. En ese sentido, otras estrategias como la 50/30/20 ofrecen mayor flexibilidad para quienes están saliendo de una situación de endeudamiento.

La psicología de una regla simple

Aun así, los defensores del 10-10-80 destacan un punto fuerte: su sencillez lo convierte en una potente herramienta psicológica. Frente a métodos que requieren un control exhaustivo del gasto, esta técnica actúa como un “presupuesto mental” fácil de memorizar y aplicar.

Además, fomenta una doble conciencia: la importancia de vivir por debajo de las posibilidades reales, y el valor de comprometerse con una causa (el 10% “para dar”) como parte del bienestar económico, no como un lujo opcional. En este sentido, algunos expertos consideran que “el 10-10-80 no solo educa en finanzas, sino también en valores”.

Una estrategia viable, por tanto, si el objetivo es recuperar el control sin complicarse. Quienes adoptan este método a menudo consiguen tener mayor claridad sobre en qué gastan y por qué, y logran reducir la ansiedad financiera de forma sostenida”.

¿Cómo adaptarlo a tu realidad?

Para quienes quieran probar esta regla sin forzar, hay estrategias intermedias: comenzar con un 5-10-85, o incluso un 0-10-90 (sin donación pero con ahorro), e ir ajustando los porcentajes a medida que mejora la salud financiera. No hay fórmula mágica, pero vivir con el 80% o menos de lo que ganas es siempre buena idea.

¿Lo importante? Mantener el hábito, aunque sea con importes pequeños, y que los tres bloques estén siempre presentes en el reparto del ingreso. Donar, ahorrar y vivir, sin perder de vista cuál es el orden.