Consumo

"Greenwashing" en el supermercado: guía para detectar qué productos parecen ecológicos, pero no lo son

Para no caer en trampas, debemos ser conscientes de lo que compramos. Unsplash
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Al entrar al supermercado es normal que la vista se gire hacia los frascos con hojas, etiquetas “eco” y frases como “natural” o “sostenible”. Un verdadero desfile de promesas verdes, pero debemos ser conscientes de que no todo lo que reluce es ecológico. El greenwashing, una suerte de ‘maquillaje verde’ que algunas marcas aplican sin cambiar realmente sus prácticas, es más habitual de lo que podrías creer. Por eso, no viene mal contar con una guía para ayudarte a distinguir lo auténtico del espejismo.

El primer engaño viene de la mano de los envases, que se viste de amigables con el planeta gracias a imágenes de hojas, campos, gotas de agua o tipografías verdes. Sin embargo, esos gráficos casi nunca están avalados por certificación alguna. En definitiva, que una marca utilice imágenes de la naturaleza o adopte el color verde para sus envases no quiere decir que sea realmente sostenible. Esto no prueba nada.

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Lo siguiente en lo que debemos fijarnos es en la terminología. Frases como “bio”, “natural”, “verde”, “100% sostenible” o incluso “sin aditivos” están más de moda que nunca en el mundo del marketing. Pero no todas están reguladas. Se debe tener cuidado con expresiones vagas en este sentido, o sin certificaciones verificables, ya que pueden ser trampas deliberadas en el etiquetado de productos. El único seguro de que esas palabras no están vacías es que estén acompañadas por logos oficiales y códigos de certificación.

Existe un sello ecológico de la UE, la famosa “Euro Hoja”, que es la única garantía de cumplimiento con el Reglamento Europeo de producción ecológica. Este sello debe ir acompañado de un código de organismo certificador (ej. ES‑ECO‑019) y de la indicación del origen (UE, no UE, o mezcla). 

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Promociones engañosas en productos proteicos

Las promociones de productos en supermercados también pueden ser parte del greenwashing. Un estudio de CECU revela que el 80% de las promociones relacionadas con fuentes de proteína favorecen productos animales (como carne o embutidos), mientras que solo el 20% enfocan alimentos vegetales como legumbres o frutos secos. Esto contradice las recomendaciones de consumo saludable y sostenible de AESAN. 

La diferencia entre marketing ecológico y greenwashing

Según DKV, el greenwashing es cada vez más sofisticado. En 2021, la Comisión Europea detectó que el 42% de las empresas de la UE que hacen alegaciones sostenibles en internet incurre en greenwashing, por no respaldar sus afirmaciones con datos verificables. Además, en el 59% de los casos no aportan la información suficiente para que el consumidor verifique lo que anuncian; en el 37% usan adjetivos genéricos sin evidencia detrás. 

Para no caer en este tipo de trampas, lo mejor es ser más conscientes de lo que compramos cuando vamos al supermercado. Por eso, si queremos comprar ecológico con confianza debemos asegurarse de seguir unos sencillos pasos:

  • Verifica que el producto tenga certificación oficial (Euro Hoja + código de organismo).
  • Revisa el origen y componentes en el etiquetado.
  • Evita envases que solo prometen sin sustento tangible.
  • Busca información clara sobre producción responsable o impacto ambiental.
  • Apoya campañas que promueven productos de proximidad y sostenibles. CECU pide que para 2030, el 70 % de las promociones proteicas sean legumbres o frutos secos. 

Comprar con conciencia no significa solo ver “verde” de lejos, sino saber qué hay detrás del color. En un mercado saturado de mensajes engañosos, el aval legal y la transparencia son la mejor brújula. Aprender a leer etiquetas, confrontar promociones y pedir información clara convierte cada compra en un acto de coherencia. Al fin y al cabo, el verdadero consumo sostenible está en lo que elegimos apoyar, no en lo que nos quieren hacer creer que apoyamos.