Qué hacer si no puedes pagar facturas, recibos o imprevistos: soluciones sin endeudarte
Existen estrategias prácticas para ahorrar y que los recibos o los imprevistos no acaben en deudas
¿Qué pasa si te pasas del límite de tu tarjeta de débito? Consecuencias y cómo evitarlo
Los meses posteriores a verano son para muchos una temporada de preocupación por cómo afrontar todos los gastos que se vienen, desde aquellos relacionados con el colegio o la ropa de invierno hasta los recibos, facturas o los propios imprevistos que nos descuadran las cuentas.
Ante esta situación, la primera reacción suele ser pedir un préstamo rápido, tirar de tarjeta de crédito o incluso recurrir a un microcrédito. Sin embargo, endeudarse en exceso puede resultar una trampa: los intereses comienzan a acumularse, los plazos se estiran y lo que parecía una solución temporal termina convirtiéndose en un problema más grave.
Por eso, los expertos en consumo y finanzas insisten en que antes de pensar en endeudarse, conviene explorar otras alternativas: ayudas públicas, becas, descuentos sociales, aplazamientos sin intereses o ajustes de presupuesto que puedan permitir superar este bache momentáneo sin hipotecar el futuro. Pero, ¿qué podemos hacer para gestionar los gastos sin recurrir a nuevas deudas?
Adelantar decisiones: repartir el gasto con antelación
Planificar con meses de antelación es una de las estrategias más eficaces. En vez de concentrar todos los gastos en un periodo de tiempo, se puede comenzar a destinar un pequeño porcentaje del presupuesto mensual para crear un fondo extra. No tienen porqué ser grandes cantidades. con 20 o 30 euros sería suficiente para poder tener entre 180 y 270 euros acumulados en otoño, suficiente para que suponga una liberación. Además, comprar en rebajas fuera de temporada permite conseguir productos con descuentos del 20% al 50%.
Hacer un inventario realista y una lista priorizada
Se trata de organizar una lista por categorías. Se debe marcar qué es lo esencial y qué es lo deseable. Hacer esto evita ceder ante lo que es innecesario y priorizar lo que sí lo es. Si hay algo que está en la lista de deseos, es decir, que no es necesario pero que el presupuesto permite adquirirlo sin que suponga un sacrificio, no habría problema en adquirirlo. Si no es el caso, es preferible priorizar aquello que es necesario y dejarlo para más adelante.
Explorar ayudas públicas y privadas disponibles en España
Algunas comunidades autónomas ofrecen ayudas directas para uniformes, libros y transporte escolar; en caso de vulnerabilidad económica, incluso en material escolar y comedores. Se recomienda consultar las webs oficiales de Consejerías de Educación o servicios sociales locales con antelación.
Otras organizaciones como Cáritas, Cruz Roja o bancos de libros escolares en colegios también puede ofrecer material o bonificaciones para aquellas familias que lo necesiten. Por otro lado, algunas localidades permiten acceder a becas de comedor o transporte con condiciones sociales; otras ofrecen bonos de transporte escolar o descuentos si la familia tiene una renta baja.
Priorizar el efectivo o débito y evitar las tarjetas de crédito
Las tarjetas de crédito pueden ser una tentación: hacen más sencillas las compras grandes, permiten cuotas automáticas, pero al final se pagan intereses que pueden llegar a duplicar el coste en pocos meses. Se debe establecer una estrategia de pagos de efectivo o débito, evitando usar la tarjeta de crédito. Si es algo inevitable y se tiene que utilizar para algo urgente, se puede desvincular después o establecer límites automáticos para evitar gastos excesivos.
Ajustar temporalmente los gastos extra, si es necesario
Aunque recortar del todo el ocio no es algo deseable, si que puede ser una solución temporal para ir más aliviados. Algunas ideas podrían ser reducir suscripciones de streaming o gimnasios, reducir las salidas a cafeterías o salir a comer o cenar, cocinar más en casa, llevar tupper al trabajo y reducir salidas sociales. También posponer compras que no son urgentes como prendas de ropa de temporada y aprovechar Black Friday o rebajas para adquirirlas, dejando pasar unos meses para que la economía familiar pueda recuperarse.
